vida sana

Por qué los niños no quieren probar algunos alimentos

Niños de entre 2 y 3 años los más proclives a desarrollar neofobia

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La neofobia es un fenómeno común entre niños pequeños (y no tan pequeños). El miedo a probar nuevos alimentos —que es lo que significa neofobia— es una característica que se da durante el desarrollo infantil muy generalizada. Esta fobia aparece, normalmente, entre los 2-3 años y suele desaparecer con 5 años y que, además, puede darse en la edad adulta.

Este temor puede llegar a tener consecuencias dietéticas negativas según un estudio realizado en la Universidad del País Vasco. El estudio, que se ha centrado en niños y niñas de entre 8 y 16 años, apunta que aquellos que muestran síntomas de neofobia tienen un mayor grado de ansiedad así como menor autoestima.

Menos fruta y verdura, más nerviosismo

Edurne Maiz, investigadora de la Facultad de Psicología de la UPV, ha realizado su estudio con 831 menores —entre los 8 y 16 años— y concluye que las consecuencias directas en términos diéteticos pasan por la reducción de la variedad de alimentos que se come y la menor presencia de verduras y frutas en la dieta.

Ligado a la ansiedad, este temor implica que los niños que lo sufren son mucho más nerviosos y ansiosos que aquellos que no lo sufren. Y respecto a la autoestima, los más pequeños, presentan puntuaciones menores que aquellos que comen de todo en las cinco dimensiones que forman el autoconcepto —son la familiar, la físico, la social, la emocional y la académica—. En la adolescencia las puntuaciones también son menores en relación al autoconcepto físico y familiar.

La relación padres-hijo, clave

La solución pasa por un potente vínculo familiar y una buena relación entre padres e hijos. Los progenitores suelen controlar las cantidades y los tiempos en los que sus hijos comen y tienden a forzarles para que prueben nuevas cosas. Esta presión, puede afectar al estado emocional del niño. Un buen truco puede ser «tener un ambiente distendido y agradable a la hora de las comidas, que los niños participen en la elaboración de la comida —y en la compra— recurriedno a refuerzos positivos y ser un buen modelo», apuntan los expertos.

Ver los comentarios