La tonadillera tiene que hacer cuentas para no arruinarse
La tonadillera tiene que hacer cuentas para no arruinarse - josele lanza

Isabel Pantoja: la ambición que podría terminar en ruina

Vetada en las revistas del corazón y obligada a cancelar conciertos. La tonadillera perderá millones de euros entre rejas. Hacemos las cuentas

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Para la historia han quedado los tiempos en los que a Isabel Pantoja (58 años) le ponían un cheque en blanco para que hablara sobre sus amores con el exalcalde Julián Muñoz y lo que sabía o no de la corrupción en Marbella. Acostumbrada a negociar los llantos y las lágrimas en las revistas del corazón, en el fondo siempre pensó que en los medios rosas tenía una fuente segura de ingresos para los tiempos de vacas flacas. Pero ahora, con dos años de cárcel por delante, la Pantoja tiene que hacer números para saber lo que va a perder.

Isabel es una artista que no puede delegar en nadie y ya ha empezado a perder dinero. Ella es su empresa.

Sin Isabel delante de los focos no hay contrato. Trabajo sin posibilidad de sustitución. El comunicado que envió esta semana anunciando la cancelación de las galas que ya tenía puestas en cartel ha supuesto la primera pérdida.

El día 22 actuaba en Oviedo. El 28 en Madrid con su nuevo disco. El 12 y 13 en Barcelona. Después de Navidad comenzaba una gira por Latinoamérica. Las cosas han cambiado en los últimos años, antes exigía cachés de 100.000 o 150.000 euros por actuación. Nada que ver con los precios de hoy. Según me explica Roberto Martín Sigüenza, promotor del concierto de Oviedo, Isabel mantiene su tarifa de 60.000 euros para auditorios con una capacidad de 1.600 personas. Cuando actúa en pabellones con más aforo «el caché puede aumentar». Martín aclara que las actuaciones no se han suspendido porque no se hubieran vendido localidades sino por motivos «que todo el mundo puede imaginar». Con esa gala «ya se habían vendido 700 entradas de un total de 1.300» por lo que cabía imaginar que si no se hubiera anulado «habría llenado seguro», dice.

Sólo con las fechas de Madrid, Isabel ya deja de ganar cerca de 200.000 euros. Justo lo que necesita para hacer frente al primer pago de la multa de 1,1 millones de euros. La tonadillera consiguió pactar con la Audiencia Provincial de Málaga el pago fraccionado en cinco trimestres de la multa. El siguiente pago podía conseguirlo con su gira americana, donde iba a recorrer todos los escenarios posibles para ir acumulando dólares con los que reducir la multa por los menos dos trimestres más. Pero esa gira también está anulada.

Fue sincera ante el juez cuando aseguró que ella podía cobrar 300.000 euros por una entrevista. Pero también era en los buenos tiempos. Tampoco Pantoja puede ya conseguir cantidades millonarias con una portada en «¡Hola!». Desde que está sentenciada por blanqueo de capitales, los medios no están dispuestos a correr con sus gastos judiciales.

Isabel sigue siendo objeto de deseo a la hora de vender noticias, pero su imagen y el destino de ese dinero es algo que nadie quiere asumir. Se comprobó en la cuestación pública que hizo su sobrina, Anabel Pantoja, pidiendo dinero a personajes conocidos. Ni tan siquiera su íntimo Miguel Poveda quiso aportar nada y tuvo que mandar un comunicado negando que le hubiera llamado y afirmando que de haberlo hecho no tenía pensado soltar un euro para ese fin.

Lo que es más grave es cómo por culpa de su mala cabeza Isabel no quiso cerrar un acuerdo muy lucrativo con Telecinco hace apenas unos meses. Su abogada estuvo negociando con una productora su presencia en varios programas a cambio de más de 200.000 euros y se negó a aceptar esa suma. Querían más. Se acordaban de los cheques en blanco pero olvidaban que sus problemas con la Justicia la habían bajado del pedestal.

Isabel pierde por todas partes. Sólo con la televisión y las galas podría haber reunido el millón de euros. En la cárcel todo se bloquea. Con Hacienda reclamándole 1.500.000 tras la investigación que le realizaron, sus propiedades siguen bloqueadas y sin poder venderse. De ahí que sea una situación kafkiana. Si no puede vender no hay dinero para los plazos que ha pactado y si no se pagan, la Justicia hará embargo de sus propiedades. La casa de La Moraleja, la finca Cantora, dos apartamentos en Fuengirola, una casa en Sevilla, la casa de la Pera en Marbella que tiene una hipoteca de más de dos millones de euros que tiene que ir pagando al igual que los 700.000 euros que le quedan de la hipoteca de La Moraleja…

No hace falta saber mucho de números para entender que cuando la tonadillera salga de la cárcel se puede encontrar en la ruina más absoluta por muy solvente que hoy sea y muchas propiedades que tenga. Empezar de cero si es que la cárcel no le ha quitado las ganas de volver a vestirse la bata de cola será la única manera de resurgir de unas cenizas que hoy sólo auguran un humo muy negro.

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