María Luisa Poumaillou
María Luisa Poumaillou - abc

El legado de María Luisa Poumaillou, un referente de la moda internacional

La venezolana, fallecida esta semana en París, inventó el concepto de boutiques multimarca de lujo de primer nivel

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En la tienda de María Luisa Poumaillou de la rue Cambon de París se partió el bacalao de la moda mundial durante 20 años. María Luisa creó un establecimiento único en su clase hasta entonces, seleccionando, impulsando y editando colecciones de creadores noveles y consagrados.

La venezolana «metida a parisina» tocaba con su varita mágica a los diseñadores que estimaba oportuno, dándoles la posibilidad de vender en su exclusivo establecimiento. Eso suponía entonces la consagración a nivel mundial, algo similar a lo que indica vender actualmente en Bergdorf Goodman.

Nacida como Maria Luisa Ybarra Parés en la Venezuela de 1950, estudio Ciencias Políticas en París, para proseguir más tarde con unos cursos en Madrid, donde conoció a su primer marido, del que se divorció muy pronto.

De vuelta en París, abrió la tienda de la mano de su segundo marido, Daniel Poumaillou. Sin experiencia previa en el tema, su intuición fue clave para el éxito fulgurante de la boutique.

Se puede decir que Maria Luisa inventó el concepto de boutiques multimarca de lujo de primer nivel, siendo seguida por otras aperturas en París y alrededor del mundo. Pero sus comienzos no fueron sencillos, porque aunque contaba con apoyo financiero, las marcas consagradas no han sido nunca fáciles de conseguir de primeras. Cualquiera que haya intentado abrir una tienda multimarca de moda de alto nivel sabe que las grandes casas, antes de aceptar un pedido pedirán ver la tienda y saber qué otras marcas de prestigio están presentes. Con su «pico de oro», María Luisa Poumaillou comenzó a llamar, una por una, a las grandes marcas de moda, como si de una vendedora de enciclopedias a domicilio se tratase. Con su encanto personal, su elegancia y su determinación, logró -no sin alguna que otra mentira piadosa- ir consiguiendo citas para comprar mercancía para su primera temporada.

Una vez metida en la bola de nieve que supone ir siendo aceptada por las marcas establecidas, comenzó a apoyar a nuevos talentos que iba descubriendo y que -evidentemente- no le ponían ninguna dificultad a la hora de realizar pedidos. De este modo, supuso un enorme apoyo para nuevos creadores hoy ya consagrados, como Jean Paul Gaultier, Helmut Lang, Alexander MacQueen, John Galliano, Martin Margiela, Nicolas Ghesquiére, Riccardo Tisci, Cristopher Kane, Marc Jacobs o Ann Demeulemeester. Además, consiguió algo que durante años le dio a su tienda un toque especial: ser el único punto de venta -en exclusiva- del deseado Manolo Blahnik en Francia.

Conocida por la prensa y las grandes marcas, la tienda de María Luisa se convirtió en lugar de peregrinación de fashionistas y turistas de visita en París. La confianza en su exquisito gusto, ni muy pacato ni excesivamente lanzado, era un valor importante. La lealtad de su clientela se mostró durante las dos décadas de apertura.

En 2010, con una competencia atroz y una edad distinta, María Luisa cerró su tienda y pasó a formar parte del equipo de compra de moda de los grandes almacenes Printemps, propiedad del grupo Kering. Las marcas habían comenzado a abrir tiendas propias por doquier y ya no necesitaban tanto una multimarca parisina. Además, el boom de la entrada de los grandes almacenes en el sector de la moda de prestigio, arrasó en las principales ciudades del mundo.

En Printemps tuvo ocasión de reabrir un pequeño «María Luisa» en París, al que sucedieron otros en distintas ciudades francesas y asiáticas. Para María Luisa, Printemps fue un nuevo y entretenido desafío donde seguir utilizando su extrema intuición en cuanto a tendencias y nuevos talentos. Mientras, seguía vendiendo su selección de prendas a través de la boutique online. Muchos creadores han realizado agradecidas declaraciones estos días, pero nos quedamos con las palabras de Nicolas Ghesquière, actual director creativo de Louis Vuitton: «Siempre recordaré tu agudeza, tu alegría de vivir y sobre todo, tu generosidad».

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