Pablo Álvarez mira unas botellas de Vega Sicilia Único
Pablo Álvarez mira unas botellas de Vega Sicilia Único - ángel de antonio

Pablo Álvarez: «Fue mi padre quien contó nuestros conflictos a la prensa»

El empresario presenta un libro sobre las prestigiosas bodegas. Desde hace cinco años no se trata con su padre, el dueño de Eulen

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Las Bodegas Vega Sicilia llevan todo 2014 celebrando 150 años de existencia. Desde hace 32 años, la familia Álvarez está detrás de un vino de excelencia y referente nacional. Sin embargo el clan bodeguero no ha brindado unido ni una sola vez por el éxito de su empresa un siglo y medio después de su fundación. David Álvarez, dueño de Eulen, el patriarca y quien compró las bodegas, mantiene desde 2009 un conflicto judicial con cinco de sus siete hijos por el control de El Enebro, la sociedad patrimonial de la familia que aglutina las Bodegas Vega Sicilia y que el pasado año facturó 1.340 millones de euros.

El conflicto, del que tanto se ha escrito, comenzó cuando los hijos «díscolos» decidieron no reconocer los derechos de patrimonio y usufructo que David Álvarez tenía sobre el 51 por ciento de las acciones de la empresa, acciones que había donado a sus vástagos tras la muerte de su primera mujer.

La lucha de una familia que antes de este conflicto había permanecido en la sombra llenó las páginas de economía y sociedad de los periódicos. Ahora, a la espera de que el Tribunal Supremo decida si David Álvarez tiene el derecho de controlar ese 51 por ciento de la empresa, las Bodegas intentan dar imagen de normalidad.

Por eso, su director, Pablo Álvarez, uno de los hijos «díscolos» y primer espada de Vega Sicilia, recibió en exclusiva a ABC el pasado jueves en Lavinia para hablar sobre el libro que ha editado Turner y con el que pretenden «hacer un homenaje a la bodega».

Según Álvarez, la gestión de la compañía no se ha visto resentida por el conflicto familiar: «Cada uno controlamos una parte de los negocios, así que no es como estar dentro de la empresa y meter follón en la gestión de la misma. No es el caso. Cada uno ha seguido por su lado y ya está», sentencia. Se muestra tranquilo ante la pregunta de qué pasará si el Supremo da la razón a su padre. «Bueno, las acciones de El Enebro nunca se las puede dar porque no son de él, eso es difícil que ocurra. Pero bueno, ya veremos qué pasa», explica.

Sin embargo, lo que parece no perdonar es que los problemas de su familia se hayan ventilado en la prensa. «Cuando la gente compra un vino, le gusta saber quién lo hace, quién es el dueño… El mundo del vino en eso es un poco especial».

-¿Quizá por ese interés en los bodegueros se dio tanta publicidad al conflicto?

-Sí, tal vez… De cualquier manera, todo eso lo sacó nuestro padre a la prensa, es asunto de él.

-Imagino que con lo que me acaba de decir ustedes habrían preferido que no se filtrara nada.

-Sí, eso es cierto, pero tendría que preguntárselo a mi padre. Él es el que empezó. Evidentemente líos en familias hay a montones, en casi todas, pero a todas no se les ocurre contar el problema a la prensa. Eso tiene sus peligros. Pero, repito, eso es cosa de mi padre.

Pese a los problemas, David Álvarez ve con frecuencia a sus 17 nietos. A su hijo Pablo le gustaría «mucho» que ellos, la tercera generación, continuaran con la labor de sus mayores. Por eso ha conseguido que sus hijos disfruten con el vino, aunque entiende que se pueda mezclar con Coca-cola y convertirlo en calimocho. «Pese a que beban calimocho o vino con Casera, acabarán yendo al mundo del vino sin ninguna duda, es una cuestión de crecimiento», explica.

Esta Navidad, aunque brinden por separado, la familia descorchará -cada uno por su lado-, un Vega Sicilia Único, el buque insignia de la bodega. «Los vinos Único se agotan y la gente, aunque se lamenta, lo sabe. Tenemos muchos clientes fieles de Vega Sicilia Único, pero no los desvelamos», explica don Pablo siendo fiel a la discreción que, hasta el conflicto familiar, caracterizó a la familia.

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