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Arsenio sigue creciendo

El hostelero abre Varadero en el Club Náutico

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Y con éste van seis los regentados por el eficaz hostelero Raúl Arsenio Cueto en la ciudad de Cádiz: Arsenio Manila (su buque insignia), Bebo los Vientos (chiringuito urbano), Manila 1969 (tapas de barrio), Nahu Beach ( ‘glamour’ en la arena de playa), Pez Frito (fritadas con valor) y, por último, Restaurante Varadero, en las instalaciones del Real Club Naútico de Cádiz, el de toda la vida. Seis ofertas distintas, gestionadas con profesionalidad, y ubicadas en los sitios más interesantes de la ciudad.

Estuvimos en Varadero, que lleva abierto apenas un par de semanas. Camino de La Punta, tras la estatua de Gades, se accede al Real Club Náutico de Cádiz, a través de una barrera de control. Enseguida se ve el local pintado de blanco náutico impecable, con tres ambientes: la barra y su prolongación de tapeo con mesas altas, un salón reservado para comidas y celebraciones, y una agradable terraza, vieja conocida de mucha gente por lo que veo, con vistas a los atraques del Club.

Aquí los cristales y toldos verticales son imprescindibles, porque siempre habrá algún viento de guardia. Pero hablemos de sus productos, su cocina y su servicio. Varadero tiene una carta con tapas y raciones diferenciadas. Aquí se especializará en pescados fritos, ensaladas con conservas y platos elaborados de cocina rápida. El servicio de camareros es muy eficaz (en realidad todos son eficaces) y de vez en cuando sale un cocinero a nuestra mesa, por cierto, con larga experiencia en la buena cocina marinera de Cádiz.

Aunque en nuestra visita ciertas tapas ya estaban agotadas (las deseadas albóndigas de corvina por ejemplo), pedimos algunas muestras clásicas como patatas aliñadas (buena presentación, buen sabor), las pavías de merluza excelentes, así como las clásicas croquetas del puchero. Los salmonetes fritos estaban de primera y la ensalada de tomate con mojama, aceitunas negras y rúcula, agradable y refrescante. Y el pan, calentito. En otra ocasión, con más rodaje del sitio, habrá que criticar sus chocos fritos, tortillitas de camarones, revueltos de bacalao o chipirones. Es cuestión de tiempo.

Recuperar este espacio para la hostelería profesional gaditana supone recordar nuestra vocación náutica, en un ambiente agradable lejos de los ruidos de la ciudad. Varadero es un bar multihoras y tal vez multisentidos, que además ofrece en carta otra variedad: ‘Cocina tu propia pesca’, que supone preparar allí mismo el pescado que captura el socio del Club, y que podrá compartir de ese modo con sus amigos. Al parecer, esta propuesta es muy habitual en la mayoría de los náuticos (aunque dicen que en el club gaditano no abundan los pescadores).

La cocina del Varadero trabaja a puerta abierta. Llevan solo dos semanas y es una incógnita su evolución, pero sí parten con la experiencia y la logística de la marca Arsenio, que sabe conjugar perfectamente una oferta hostelera con el lugar, el horario, la calidad, el precio y un buen punto de creatividad. Suficiente para recomendar.

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