La operación asfalto destapa el adoquinado centenario de Madrid

Una asociación en defensa del patrimonio pide mantener el pavimento para «dar valor al centro histórico» de la capital

La plaza del Humilladero, en La Latina, ayer, donde las obras han dejado al descubierto el antiguo pavimento MAYA BALANYÀ

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Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que la capital no conocía el asfalto y el traqueteo del empedrado era casi un lujo. Más de un siglo después, las obras en la plaza del Humilladero, en La Latina , han permitido recordar cómo era ese Madrid adoquinado de principios del siglo XX en el que también han aflorado los raíles del viejo tranvía . «Está en tan buen estado que se podría dejar y limpiar. Es una buena oportunidad de hacer algo distinto que asfaltar, alquitranar y olvidar», reclaman desde la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP).

«El suelo es un elemento que forma parte del casco histórico de Madrid, en otras ciudades europeas se apuesta por conservarlo. Entendemos que no se puede mantener todo, pero sí en grandes zonas peatonales como esta», reclama en declaraciones a ABC Álvaro Bonet, portavoz de MCyP. Desde la asociación piden mayor «sensibilidad» a las administraciones públicas para tratar de idear una manera de preservar la esencia de las ciudades a través de sus elementos singulares. «Entendemos que el pavimento no esté protegido por Patrimonio, pero tiene una cualidad “per se”, porque aporta riqueza y contexto a los edificios que tiene en su entorno», insiste Bonet.

Sólo en ciertos enclaves de la capital todavía se cuelan los tacones por las juntas de los adoquines centenarios. El entorno del Cuartel del Conde Duque y la zona que conecta el Seminario Conciliar de Madrid con el jardín de Las Vistillas conservan el suelo original de principios del siglo pasado. En otros puntos turísticos, como la Plaza Mayor o la plaza de la Villa , se ha optado por mantener el aspecto genuino del solado, aunque las piezas son modernas.

El empedrado de la Gran Vía a principios del siglo XX ABC

Durante las obras de ampliación de las aceras en la Gran Vía los operarios municipales también se toparon hace unos meses con este nostálgico hallazgo . Los adoquines eran de la década de 1920, cuando el Ayuntamiento pidió financiación al Gobierno central para empedrar la ciudad y situar así a Madrid a la altura del resto de capitales europeas. En aquella ocasión, desde MCyP reclamaron que se permitiera preservar la esquina peatonal situada al pie del edificio Metrópolis. «Propusimos que bajasen la cota para integrar el pavimento antiguo en la nueva zona peatonal», recuerda Bonet. Pero el Ayuntamiento siguió adelante con los planes iniciales y usó como base de su reforma aquellas piedras centenarias.

Desde el área de Desarrollo Urbano Sostenible son conscientes de que todo el Madrid histórico está sustentado sobre el adoquín primitivo y, por eso, cada vez que se interviene en él aflora de nuevo. «Cuando se optó por cubrir el pavimento antiguo con asfalto se valoró si era necesario protegerlo y dejarlo al descubierto», indican desde la concejalía.

Se optó por cubrirlo por razones de «sostenibilidad» y porque genera «más contaminación acústica», puesto que, indican, además de ser «más ruidoso» es más frágil y cuesta más mantenerlo en buen estado. La plaza del Humilladero vive, mientras tanto, su particular «déjà vu».

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