Cartel anunciando rebajas, ayer, en la calle Preciados
Cartel anunciando rebajas, ayer, en la calle Preciados - MAYA BALANYA
MADRID

Compras, picardía y café con galletas en las rebajas de Madrid

Son las más agresivas en descuentos y en las que más se vende durante todo el año

MADRID Actualizado: Guardar
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El que no corre, vuela. Es cierto que ayer fue el comienzo oficial de las rebajas porque se incorporaron a ellas las grandes superficies. Pero el pistoletazo de salida lo dieron tiendas más pequeñas hace casi diez días. Con tanta «promoción especial», los comercios tiran la casa por la ventana y están alertas al cliente que va de pícaro, ese que pretende cambiar algo que ya ha usado. Sin la animación de otros años, algunos locales agudizan el ingenio y hasta ofrecen un pequeño desayuno a los clientes más madrugadores.

Carmen, madre e hija, salían ayer contentas de una tienda de la zona de Sol y Preciados. Tenían que cambiar esas prendas con las que los Reyes Magos no habían atinado en la talla.

«No hemos tenido ningún problema. Han sido muy amables», explicaba la madre. Su hija daba más detalles. «Yo he cambiado una prenda por otra que era más cara pero con las rebajas he compensado el precio. Una alegría».

En la misma calle de Preciados, Sonia echa humo. «Viaje en balde. No he podido cambiar nada porque yo no soy la titular de la tarjeta con que se han pagado las camisetas. ¡Menuda gracia porque quien lo compró ya no está en Madrid. Con el tique de compra debería valer. Lo importante es que se vea que está pagado. Que yo no he mangado nada... ¡se te queda una cara!».

A media mañana, las tiendas no están abarrotadas. Ni las cajas para pagar tampoco. «Se animará por la tarde», nos dice la encargada de una marca de moda joven en Gran Vía donde han abierto una hora antes, a las nueve, para ofrecer café con galletas a sus clientes «vip» y a los que, sin serlo, ya estaban por ahí.

Cargado de paciencia está, en Preciados, Antonio Pérezgrueso. Su cara, y su nombre, nos suena. «Soy colega vuestro», nos dice. Y caemos. Es uno de los fundadores de «Al filo de lo imposible», de RTVE. «Mi mujer y mi hija están ahí dentro, comprando y cambiando. ¡Eso sí que tiene peligro!», dice esperando que le llegue a él el momento para cambiar un «dron» que los Magos de Oriente le han dejado algo deteriorado.

Uno de los asuntos más polémicos estos días de rebajas son los cambios de artículos de fiesta que se han usado. «Sí se da, pero más en los complementos que en la ropa», asegura Eduardo Zamácola, presidente de la patronal textil Acotex. Él, que confía en la lealtad comerciante-cliente, cree que hay que advertir de que ese tipo de cosas no se cambian. «Lo mismo que quienes, en rebajas, no aceptan pago con visa. No es ilegal. Lo fundamental es que la tienda lo comunique de forma clara y visible».

En la patronal textil aseguran que estas rebajas son muy buenas y hay que aprovecharlas. «Sobre todo para la ropa de abrigo y piel, lo de más valor, por lo tarde que ha llegado el frío», añade Zamácola, quien calcula que, esta vez, los comercios venderán un 5% más que en el mismo periodo de 2015: se pasará de los 3.750 millones de euros a los 3.940. Las rebajas de invierno suponen el 25% de las ventas de todo el año. Además, son las que incluyen los descuentos más agresivos, a llegar hasta el 70%.

Este periodo de ventas, al ser de libre elección, tiene duración variable, a gusto del comerciante que, eso sí, lo tiene que anunciar debidamente. Solo en rebajas, en Madrid se crean este año unos 10.000 empleos temporales. En toda España se llegará a los 80.200.

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