José Luis Jiménez - Pazguato y fino

Los peajes de la política

Incluso reconociendo que todo investigado por De Lara merece una presunción de inocencia reforzada, el número diez posee una rotundidad tal que es difícil desmentirla, justificarla o casi tan siquiera explicarla

José Luis Jiménez
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La ley por la que este sábado José Ramón Gómez Besteiro anunció su renuncia a optar a la Xunta es la de la gravedad. Demasiado peso sobre sus hombros, tonelaje excesivamente gravoso en forma de imputaciones como para que no pasara nada. Ni siquiera recurriendo a la verdad irrefutable de que Pilar de Lara no es garantía de buena praxis judicial se puede esquivar la asunción de responsabilidades. Besteiro aparca su carrera política por un plazo indeterminado, probablemente el momento más difícil de sus 18 años de trayectoria, sin garantía alguna de poder retomarla en este punto donde la deja. La política es así de miserable en algunos momentos, así de ingrata. Y no entiende de siglas.

Este peaje amargo lo pagaron los siete concejales de Santiago vilipendiados e injustamente calumniados que acabaron por ser declarados inocentes de toda culpa.

Este peaje injusto lo arrastró Paula Prado cuando una juez la investigaba a pesar de estar aforada y ser competencia de otro tribunal. Este peaje desmedido lo sufrió José Manuel Rey Varela al escuchar la voz de otro en unas grabaciones pero ver su nombre en un auto judicial. Y así, tantos y tantos que pueblan —y poblarán— las grandes crónicas de las imputaciones y los minúsculos breves de las sentencias absolutorias.

Incluso reconociendo que todo investigado por De Lara merece una presunción de inocencia reforzada, admitiendo por un instante que los viajes exóticos y los rimbombantes gastos sociales sean simples fuegos de artificio, el número diez posee una rotundidad tal que es difícil desmentirla, justificarla o casi tan siquiera explicarla. A Besteiro el destino le ha jugado una terrible pasada, que creo sinceramente que se equivoca en atribuir a conspiraciones judeomasónicas de jueces y partidos rivales. No es De Lara afiliada honorífica del PP, ni nada que se le parezca. Ahí tienen los lectores la hemeroteca. Deja muy mal regusto la derrota, pero todavía peor cuando se produce antes de poder entrar en batalla. Lamentablemente, esto es la política. Ni vieja ni nueva, simple política.

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