Feijóo, tras conocer los resultados del 26-J
Feijóo, tras conocer los resultados del 26-J - MIGUEL MUÑIZ

Feijóo recupera la mayoría absoluta de diputados mientras el populismo cae

El PP sube en todas las provincias y alcanza las doce actas al Congreso

El PSOE, segunda fuerza por muy poco

La Marea naufraga y baja a 5 escaños

Ciudadanos pierde su representante y el BNG queda al borde de la extinción

Santiago Actualizado: Guardar
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Nunca dejó de serlo, pero Galicia refuerza su condición de bastión inexpugnable del PP con un porcentaje de más de ocho puntos superior a la media del partido en el conjunto de España, situándose en el 41,5%, y obteniendo más de la mitad de los diputados en liza, 12 de 23. Además, con estas cifras como punto de partida, Alberto Núñez Feijóo ve un poco más cerca la posibilidad de revalidar su mayoría absoluta en las autonómicas de otoño, un escenario que parecía muy lejano en diciembre y casi imposible tras las municipales.

Los populares gallegos suben cuatro puntos con respecto a los últimos comicios, una recuperación que les permite pasar de diez a doce diputados, ganando uno más en las provincias de Orense y La Coruña.

En esta última se lo arrebata a Ciudadanos. La formación de Albert Rivera paga su crisis interna en Galicia, con un ruidoso cambio de candidato en la circunscripción coruñesa, la falta de proyecto concreto para el territorio y los escándalos desvelados por ABC de su cabeza de lista por Pontevedra. El PP tenía entre sus objetivos para este 26-J dejar a cero a C’s y lo ha logrado.

La clave del éxito de Feijóo ha estado en recuperar 20.000 votos «naranjas» para su partido, que ha aprovechado además el abultado retroceso de En Marea. En total, el PPdeG cosecha 30.000 apoyos más que el 20-D. Además, ha sido la primera fuerza en las siete grandes ciudades gallegas, donde se ha resentido especialmente la izquierda populista. En La Coruña, Ferrol y Santiago el retroceso de los «alcaldes del cambio» ha oscilado entre los tres y los cinco puntos.

La otra razón que explica el buen resultado del centro-derecha gallego está en la participación. En provincias decisivas como Orense se ha incrementado en 16 puntos respecto a diciembre; en La Coruña, 7. En las otras dos circunscripciones, Lugo y Pontevedra, el PP no mejora los 2 y 3 escaños que tenía —respectivamente—, pero protagoniza un avance por encima de los cuatro puntos.

El PSdeG resiste

La noticia en la izquierda ha sido el naufragio de la Marea. En Galicia, la unión de Podemos e IU ya estaba amortizada desde diciembre, cuando junto a la Anova de Xosé Manuel Beiras fraguaron En Marea. Entonces, los populistas superaron el umbral de los 400.000 votos, aventajando al PSOE en más de 60.000 aunque empatando a seis escaños. Todas las encuestas daban por consolidado el «sorpasso» y los propios dirigentes de la Marea contaban con alcanzar los ocho diputados. Las urnas les han proporcionado un baño de realidad: descienden hasta ser tercera fuerza, pasan de seis a cinco escaños y pierden por el camino alrededor de 70.000 papeletas, quedándose en 340.000. La hegemonía de la izquierda ante la cita de las autonómicas vuelve a estar en el aire.

A la coalición rupturista parecía que ni su sumisión a Podemos en el Congreso, ni el incumplimiento de la promesa del grupo parlamentario propio, ni su papel secundario en las negociaciones con Pedro Sánchez les iba a pasar factura en las urnas. Se las prometían felices incluso a pesar de que comenzaban a emerger a la superficie las tensiones entre sus dirigentes, como los indisimulados desencuentros entre Beiras y Yolanda Díaz. Las urnas les han sacado de su error.

Por su parte, los socialistas gallegos se han limitado a resistir —que no es poco—, porque de hecho en las provincias de La Coruña y Pontevedra sí han sido adelantados por la Marea. Sólo su voto fiel en la Galicia de interior y un ligero repunte en las grandes urbes lo mantienen a flote, lo suficiente para conservar los seis diputados que tenía y recuperar la segunda posición por apenas unos cientos de papeletas. El PSdeG sale vivo tras la dimisión en marzo de José Ramón Gómez Besteiro como secretario general —con diez imputaciones en dos operaciones por casos de supuesta corrupción, la implantación de una cuestionada gestora y un controvertido proceso de primarias para elegir candidato a la Xuntaque tensó y agrietó el partido.

Por último, los nacionalistas del BNG se sitúan al borde de la extinción con un irrisorio 2,9%, bajando casi un punto y medio respecto a 2015. Su futuro es más incierto que nunca y cuestiona el proceso de refundación iniciado en su última Asamblea Nacional de La Coruña, donde Ana Pontón asumió el liderazgo de la formación frentista. Las voces que pedían la integración del Bloque dentro de una Marea autonómica van a volver a escucharse internamente, ante el riesgo cada vez más cierto de quedar fuera del Parlamento gallego, lo que empujaría casi a su desaparición.

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