Nueva vida para los quioscos

Hace ya tiempo que la apertura de un nuevo quiosco es motivo de noticia, y Barcelona está de celebración con cuatro inauguraciones este otoño que proponen una nueva imagen y algo de esperanza, enfrentándose a un sector que lleva años hundiéndose.

Casi el cuarenta por ciento de quioscos en la capital catalana han cerrado en los últimos veinte años: en 1997, la ciudad contaba con 440 puestos callejeros de venta de prensa, en 2018 ya solo quedaban 285 quioscos adjudicados , y otros 53 vacantes, según datos del Anuario de Estadística de Barcelona. Estos datos reflejan la caída de ventas que han sufrido los diarios en papel; desde 2019 ya ninguna cabecera a nivel nacional llega a la cifra de 100.000 ejemplares vendidos diariamente. Se trata de una tendencia que sigue bajando en gran parte debido al cambio de hábitos que ha traído el acceso a la prensa en cualquier sitio y a cualquier hora, a través de internet, donde la mayor parte de la información se ofrece de manera gratuita o significativamente más barata que en papel.

Contra esta tendencia, una nueva generación de emprendedores quiere darle la vuelta al concepto de quiosco traidicional. La iniciativa de parece estar funcionando, pues hace pocas semanas abrió el segundo establecimiento de la empresa en menos de un año, en la calle Calvet con la Diagonal. Este quiosco se suma al que ya funciona desde enero, en Paseo San Juan, gracias a dos amigos que se propusieron traer a Barcelona eso tan neoyorquino de comprar un café para llevar y el diario para leer en el metro antes de llegar al trabajo, todo en el mismo establecimiento a pie de calle. Además, ofrecen una amplia variedad de revistas especializadas en música, arte o diseño que hasta el momento solían encontrarse en librerías, más alejadas del público.

También en el Eixample, Txema e Iván han convertido el cruce entre las calles Valencia y Enric Granados en un «speaker corner londinense» para sus vecinos -según sus propias palabras- con Odd Kiosk. Los dos amigos, uno diseñador gráfico y el otro arquitecto, empezaron a darle vueltas a la posibilidad de abrir un quiosco en pleno confinamiento y en septiembre lo hicieron realidad. «Teníamos un poco de miedo, claro, pero nos hemos dado cuenta de que los jóvenes no han dejado de pensar en el papel», explica Txema, orgulloso de la acogida que ha tenido esta reapertura en el barrio.

En la esquina de la Diagonal y Balmes hay ahora cola para comprar el periódico, desde que hace unas pocas semanas cinco empresarios catalanes, entre ellos Jean Barthe Cuatrecasas, abrieron el primer Good News . Fernando Conde, uno de los co-fundadores, cuenta que quieren «traer buen rollo al barrio» y que aquellos que se acerquen a visitarlos «reciban también buenas noticias» a través de un tablón donde los mismos clientes van a poder escribir aquellas cosas que quieran celebrar «como que por fin han encontrado trabajo, o que ha nacido su hijo».

Precisamente en este espíritu positivista y moderno se basa su plan de comunicación en redes sociales, que pretende volver a poner de moda el quiosco callejero de toda la vida. En menos de un mes ya cuentan con cerca de 2.000 seguidores -un número que crece cada día- dispuestos a hacer «postureo» en sus historias posando con las sonrientes tazas de café para llevar delante del kiosco de diseño nórdico, donde además no se vende ningún producto envasado en plástico.

El objetivo inicial de estos cinco empresarios es seguir expandiéndose por la ciudad adquiriendo quioscos que cumplan el requisito de estar ya en venta o en traspaso por jubilación, una meta que se ha visto reforzada tras haber percibido que muchos siguen prefiriendo comprar el papel que leer por internet.