José Luis Calleja vigilando el mar para ayudar a refugiados
José Luis Calleja vigilando el mar para ayudar a refugiados - EFE
Rescate de refugiados

«No somos superhéroes»

José Luis Calleja ha pasado las navidades ayudando al rescate de refugiados en la isla griega de Lesbos

ZAMORA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cambió las comidas en familia de Navidad y las uvas de Nochevieja por el rescate de refugiados en las frías aguas del Egeo. El zamorano José Luis Calleja permaneció del 16 de diciembre al 3 de enero junto a otros dos compañeros palentinos de la ONG de Bomberos de Castilla y León G-Fire en la isla griega de Lesbos ayudando a los refugiados sirios que llegaban a la isla en embarcaciones precarias y sobrecargadas tras un viaje de entre tres y cinco horas desde las costas turcas. Allí realizaban a diario en turnos de doce horas, de dos de la mañana a dos de la tarde, en una zona de acantilado del norte de la isla. Calleja relata que «cuando el mar está bueno, el Egeo es prácticamente como un plato, como el Lago de Sanabria pero cuando está movido es un Cantábrico enfadado».

Es en esos casos cuando se hace vital la labor de estos bomberos voluntarios a la hora de guiar a las embarcaciones a una zona de playa y evitar que vuelquen al desembarcar, ya que es en el tramo final de la travesía cuando se producen la mayor parte de las tragedias.

En ocasiones, los barcos se paran a unos metros de la orilla y los voluntarios de G-Fire tienen que meterse en el agua para acercarse a ellos, intentar arrancar el motor o guiarlos hasta la orilla. Trabajan con su traje de neopreno, sus camisetas rojas y sus aletas como único material del que disponen. Suficiente para que, con esa indumentaria, cuando les ven llegar al barco nadando, algunos refugiados piensen «ha llegado Supermán a rescatarnos, pero para nosotros es nuestra labor del día a día, no somos superhéroes», asegura José Luis Calleja, quien se siente orgulloso de aportar su granito de arena con gestos como el de guiar por un camino de tierra de la isla «a una viejecita ciega» que llegó entre los refugiados. Por su seguridad, en las labores de rescate el grupo de bomberos voluntarios de Castilla y León se puso dos límites: no sobrepasar a nado una zona de boyas y no recoger a niños porque los medios locales informaban de la desaparición de algunos al llegar a la playa. Pero las circunstancias se impusieron e incumplieron las dos premisas, en un caso en el que tuvieron que doblar el trayecto de seguridad a nado para rescatar una embarcación a la deriva y en otros en los que la gente «al llegar a la costa lo primero que hacen es intentar darte al niño y solo te queda o cogerlo o dejarlo caer», explica.

Playa de Lesbos durante los rescates a refugiados
Playa de Lesbos durante los rescates a refugiados - EFE

En Lesbos, el grupo de G-Fire ayudó a desembarcar a entre cuatro y ocho embarcaciones de media al día en las que viajaban unas cincuenta personas por barco entre las que había niños, mujeres y ancianos. Para Calleja, han sido «unas navidades especiales, ni mejores ni peores», aunque ha reconocido que ha sido duro acostarse en Nochebuena a las cinco y media de la tarde tras una modesta cena porque a las dos de la madrugada del día de Navidad iniciaban un nuevo turno de doce horas de vigilancia y espera de los refugiados.

La ONG G-Fire, formada íntegramente por bomberos voluntarios de Castilla y León, está en Lesbos desde el pasado 9 de diciembre y su labor consiste en ayudar al desembarco debido a que la mayor parte de los refugiados mueren en los últimos metros de la travesía ya que la mayoría no saben nadar, se asustan, se echan al agua y se ahogan. Afortunadamente, Calleja y sus dos compañeros palentinos no tuvieron que vivir ninguna situación extrema de ese tipo, aunque sí han visto con sus propios ojos el pago del pasaje a los patrones de las embarcaciones y el dinero que mueven las mafias que organizan los viajes, unos dos millones de euros al día, por llegar a la isla griega, la primera parada de la travesía europea que aún les queda a los refugiados.

G-Fire inició su trabajo en la zona con cuatro bomberos palentinos, uno de los cuales se quedó también en el turno que ha realizado José Luis Calleja y actualmente hay en la zona otros dos bomberos de Palencia y dos de Salamanca. La intención es continuar el trabajo en los próximos meses con bomberos voluntarios de distintos puntos de la comunidad autónoma y con recursos económicos procedentes de donaciones particulares. Calleja, aunque ha admitido lo duro de la experiencia, ya piensa en regresar a la isla de Lesbos, no en febrero cuando lo harán otros compañeros del parque de bomberos de Zamora pero sí en abril, para cuando planea aportar un granito de arena más de ayuda a los refugiados.

Ver los comentarios