La alargada mano de Génova

La Dirección de Pablo Casado ha impuesto a sus candidatos en diferentes cargos

Pablo Casado y Jesús Julio Carnero, en uno de sus últimos actos en Valladolid ICAL

I. JIMENO

Al calor del nido de Génova. Así han llegado buena parte de las decisiones -y no precisamente menores- que afectan directamente al Partido Popular en Castilla y León , tanto a nivel regional como provincial. Incubados en la sede nacional y echados a volar con el impulso del alargado ala de la formación de la gaviota. Decisiones que comenzaron ya en la elección de candidatos a los comicios generales del pasado 28 de abril, siguieron en los autonómicos y municipales del 26 de mayo y han continuado tras el paso por las urnas armando unos pactos que esta vez se antojan más que necesarios, imprescindibles, y a los que no pierde detalle.

La última jugada, el «jaque» que ha terminado por ganar la partida al presidente del partido en Valladolid, Jesús Julio Carnero , que seguirá como máximo responsable de la formación, pero desde este viernes ya no lo es de la Diputación. Pese a su «enroque» por continuar al frente de la institución provincial y el apoyo de los diputados, los movimientos maestros de Génova también aquí se han impuesto. In extremis y cuando parecía que Génova había «renunciado» a sus pretensiones, Carnero claudicaba de sus intenciones de presentarse a la reelección por tercera vez y un candidato consensuado, Conrado Íscar , tomaba su relevo. El malestar con el obligado movimiento se notó sin tapujos en el pleno, del que el propio Carnero sigue formando parte.

Una jugada que se enmarca dentro de la partida general en la que desde la dirección han ido colocando sus peones y alfiles sobre el tablero de Castilla y León, la tierra del presidente de la formación, Pablo Casado , y en la que, según ha sabido ABC, quiere atar en corto todos los movimientos de la formación bajo del dirección Alfonso Fernández Mañueco . El salmantino ya ha mostrado alguna diferencia con Casado, especialmente tras la debacle en las generales del pasado 28 de abril, y el palentino no fue su opción en las primarias nacionales del PP.

Del nido de Génova llegó «volando» el principio de acuerdo entre las direcciones nacionales de PP y Ciudadanos para el gobierno de la Junta de Castilla y León. Aquel 12 de junio «nació» el «pollito» que habían comenzado a incubar una semana antes en la primera reunión -esta vez sí, en Valladolid- entre ambos partidos, con supervisión nacional del número dos del PP, Teodoro García Egea, y José María Espejo (Cs) hasta alcanzar el viernes el pacto «definitivo» por el que el popular Alfonso Fernández Mañueco se convertirá en el próximo presidente de la Junta, y Francisco Igea (Cs), en vicepresidente.

Acuerdos múltiples

El acuerdo encauzado en esa reunión en Madrid no era únicamente para la Junta. En la «puesta» también se incluían pactos a nivel local y provincial , aunque no todas las «crías» lograron romper el cascarón. El «peaje» de las exigencias de Cs para avanzar en el pacto autonómico reclamaba para la formación naranja los ayuntamientos de Burgos y Palencia y las diputaciones de Burgos y «en principio» Segovia . Claro que para ello debían sumar a Vox a sus pretensiones a nivel local. En Burgos, la ecuación no consiguió todos los sumandos y el popular Javier Lacalle ya no es alcalde, pero tampoco el candidato de Ciudadanos se ha hecho con el bastón. Daniel de la Rosa , al frente de la lista más votada, ha recuperado el poder para el PSOE. Sí cuajó en Palencia, donde el popular Alfonso Polanco ha cedido el bastón de mando a Mario Simón , cabeza de cartel de la formación naranja, con sólo tres de los 25 concejales. El histórico popular Isidoro Fernández Navas ha puesto voz al malestar de muchos afiliados, militantes, alcaldes y concejales del PP de Palencia por la «falta de coherencia» en las últimas decisiones del partido y pide una explicación por haber entregado el consistoirio.

Donde Cs ha reconocido su imposibilidad de hacerse con las riendas de un gobierno con tan sólo tres personas es en la Diputación de Burgos. Su candidato, Lorenzo Rodríguez , llegaba a un acuerdo que permite a César Rico continuar otro mandato al frente de la institución provincial, pese a que, en un principio, ese veto de la formación naranja a quienes llevasen más de ocho años en el cargo hacía peligrar su futuro.

Ese escaso número de representantes no ha sido impedimento para que Francisco José Requejo , único diputado de Cs en Zamora, se haya hecho con la presidencia con el apoyo de los doce populares, merced también a un pacto alumbrado en Génova. El mismo con sello de Madrid que armó a última hora y por sorpresa el tripartito en la institución provincia de Soria, sumando los votos de PP, Ciudadanos y la Plataforma del Pueblo Soriano (PPSO) .

En ese tablero de pactos también está marcada la casilla de la Diputación de Segovia . Los populares se han quedado a uno de repetir la mayoría absoluta, que lograrían con la única representante naranja. Pendientes de los recursos que puedan dar al PP el acta número 13, en Cs no renuncian a la Presidencia. Una jugada que no gusta nada en estas tierras, donde no han olvidado el pacto de infausto recuerdo de 1999 por el que daban la Alcaldía de la capital del Acueducto al CDS, con sólo dos concejales. Desde entonces, los populares no saborean las mieles del triunfo en la capital segoviana.

A última hora

Precisamente aquí, se evidenció el poder de Génova con uno de los ejemplos más sonados de que la decisión de la dirección de Pablo Casado es la que impera. Cuando las diferencias entre el partido a nivel provincial y nacional sobre su preferencia de candidato parecía que se habían resuelto optando por otro nombre, a última hora una llamada desde Madrid hizo valer su superioridad. Tan apurado fue el movimiento que el elegido, Pablo Pérez Coronado -también con vinculación a NN.GG.-, fue llamado para asistir al acto de presentación poco antes de empezar. Llegó tarde a Palencia para sentarse con el resto y a quien había apoyado el PP de Segovia -J osé Luis Sanz Merino - se tuvo que salir de allí después de haber incluso viajado.

Y situación similar en Ávila. En la dirección de Casado no habían olvidado aún el jaque que en 2015 les había hecho Jesús Manuel Sánchez Cabrera en plena sesión de constitución de la Diputación abulense. El entonces concejal de la localidad de Padiernos se postuló y finalmente venció al candidato oficial, con Casado en primera fila. Así que cuando Cabrera dio el paso para intentar ser alcalde de la capital amurallada, topó con Génova, que demostró que ni perdona ni olvida. Optó por la concejala Sonsoles Sánchez-Reyes como candidata, pero la jugada fue un fracaso. En la tierra siempre feudo del PP, han logrado los peores resultados de su historia, mientras que la nueva formación encabeza por el propio Cabrera se quedaba en su debut a dos escaños de la mayoría absoluta. Ya es alcalde de la capital.

En las listas municipales, Génova también «metió mano» en Valladolid, donde impuso incluir en los primeros puestos a quien también había sido ya concejal Borja García Carvajal . Otro joven que fue presidente de Nuevas Generaciones en su provincia. Y es que haber estado vinculado a la formación de los jóvenes del PP, de la que Casado fue presidente en la Comunidad de Madrid, y en la que su número dos, Teodoro García Egea, también tuvo responsabilidades en su tierra, Murcia, es una de las características prácticamente comunes a todos esos «peones azules» impuestos por Génova.

Pero no sólo a nivel municipal y a la hora de vigilar y decidir sobre los pactos en el entorno autonómico ha ejercido su poder de decisión la dirección de Casado. También en la confección de las listas para las generales dejó su huella. Y la apuesta por nombres con vinculación y pertenencia a la organización joven del PP es también aquí hijo conductor. En Valladolid, la candidatura al Senado -aunque son listas abiertas su nombre estaba el primero en la papeleta- la encabezó el alcalde de Villalón y activo miembro de Nuevas Generaciones, J osé Ángel Alonso . Regidor en Almanza era Javier Santiago Vélez , otra joven apuesta de Génova para la candidatura de la Cámara Alta, en este caso por León.

Y decisión llegada también desde Madrid la de situar a Carmen González Guinda como número uno en la lista del PP de León al Congreso. Ya era diputada y entonces alcaldesa de Garrafe de Torío. Logró acta en la Cámara Baja. El único para los populares en esta provincia, pero en las elecciones municipales la sonora derrota le dejó como única representante popular en ese Ayuntamiento, del que se ha ido.

Cierto es que las decisiones de Génova sobre los candidatos están recogidas en los estatutos del partido y que la imposición de «paracaidistas» no es nueva, pero esta vez sí lo es el excesivo control sobre Castilla y León.

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