Enrique Sánchez Lubián - Esbozos para una crónica negra de antaño (XVII)

El sacristán de Burguillos asesina a su novia y lo indultan en Viernes Santo

El sacristán de Burguillos asesina a su novia y lo indultan en Viernes Santo

Enrique Sánchez Lubián
TOLEDO Actualizado: Guardar
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Cuenta la tradición que en el año 1855 la Virgen del Rosario se apareció a un campesino de la localidad toledana de Burguillos, haciéndole la revelación de que si sacaban procesionalmente su imagen, cesaría la terrible epidemia de cólera que les asolaba. No se demoraron sus vecinos en cumplir el exhorto, sanando todos los enfermos y no registrándose más defunciones. En agradecimiento, el pueblo hizo voto de mantener esta procesión de su patrona en los primeros días de octubre. Esta conmemoración religiosa es conocida como la «fiesta de las mujeres», pues ellas se encargan de su preparación. En el año 1911, las celebraciones transmutaron la alegría en tristeza a causa del asesinato de Dionisia Juaristi, quien estando asomada a la ventana de su casa recibió un disparo mortal de su novio, Mariano Sánchez.

Él era sacristán de la parroquia de Santa María Magdalena, ella tenía dieciocho años y estaba embarazada.

Iglesia parroquial de Santa María Magdalena, donde ejercía como sacristán Mariano Sánchez (Foto, Archivo Diputación Provincial de Toledo)
Iglesia parroquial de Santa María Magdalena, donde ejercía como sacristán Mariano Sánchez (Foto, Archivo Diputación Provincial de Toledo)

La tarde del 5 de octubre, Mariano se hallaba acechando el domicilio de su novia, viéndola asomarse para cerrar una ventana, momento que aprovechó para dispararle un tiro de escopeta en el pecho, ocasionándole la muerte casi al instante. Este dramático hecho causó gran consternación e impresión en Burguillos. Al dar cuenta del sangriento suceso, «El Eco Toledano« decía que el criminal sostenía con frecuencia algunos altercados con la novia, «pero sin que nadie apercibiera importancia en ellos». En el pueblo no se encontraba explicación a lo sucedido, ni a cuáles podrían haber sido los móviles del asesinato. «No obstante –aventuraba dicho diario-, se cree que las divergencias surgidas entre ambos amantes han tenido origen en que las relaciones amorosas que ambos mantenían eran tan íntimas, que la finada se hallaba en cinta desde hace algunos meses»,

Tras efectuar el mortal disparo, el sacristán se marchó a su domicilio, donde poco después fue detenido por la Guardia Civil y trasladado a la cárcel provincial de Toledo. Practicada la autopsia del cadáver de la víctima, se certificó que estaba embarazada de un feto hembra de ocho meses, motivo por el que Mariano fue acusado de dos delitos: infanticidio y asesinato. Estas circunstancias fueron suficientemente llamativas, como para que el suceso traspasase el ámbito provincial y fuera recogido en algunas publicaciones nacionales. Una de ellas, el semanario «Las Ocurrencias», ilustró su crónica con un dibujo recreando el momento en que el sacristán disparaba contra Dionisia.

Vista de la cárcel provincial, antiguo convento de San Gil, bajo el puente de San Martín, donde purgaron sus penas Mariano Sánchez e Ignacio Rodríguez de la Cruz (Foto, Loty, Archivo Diputación Provincial de Toledo
Vista de la cárcel provincial, antiguo convento de San Gil, bajo el puente de San Martín, donde purgaron sus penas Mariano Sánchez e Ignacio Rodríguez de la Cruz (Foto, Loty, Archivo Diputación Provincial de Toledo

Ocho meses pasó Mariano en la cárcel toledana a la espera de ser sometido a juicio en la Audiencia Provincial. El mismo se celebró a finales de junio de 1912, siendo declarada su vista secreta, por motivos de moralidad, y desarrollándose a puerta cerrada. Ello causó un gran malestar entre el público que deseaba presenciarla, aunque algunos comentarios periodísticos consideraban que la decisión era acertada, para evitar que el apasionamiento de los presentes pudiera influir en el ánimo de los jurados.

Mientras la defensa del sacristán argumentaba que lo ocurrido había sido fruto de una desgraciada imprudencia, el fiscal sostenía que se trataba de un delito complejo de asesinato con alevosía y aborto, añadiéndose la agravante de haber sido cometido en el propio domicilio de la víctima. Acorde con esas consideraciones, se pedía la pena de muerte para Mariano Sánchez.

La sesión judicial apenas duró unas horas. El jurado también tardó poco en alcanzar el veredicto de culpable, siendo condenado a la última pena. En la sentencia se indicaba que sería ejecutado en la cárcel toledana, no aconsejándose al gobierno que ejerciese la gracia de indulto. En todo caso se advertía de que sí acaso se llegase a conmutar la pena, el reo sufriría inhabilitación absoluta perpetua.

Noticia de última hora en «Heraldo Toledano» dando cuenta de apuñalamiento de Joaquín Martín Arredondo y su hija.
Noticia de última hora en «Heraldo Toledano» dando cuenta de apuñalamiento de Joaquín Martín Arredondo y su hija.

«El procesado –se relataba en la reseña del juicio publicada por “El Eco Toledano”- oyó la sentencia con aparente tranquilidad. Pero, realmente, debió producirle penosísima impresión, que supo reprimir durante la lectura del terrible fallo». Minutos después, cuando salió de la Audiencia custodiado por la Guardia Civil para dirigirse a la cárcel atravesando por entre los curiosos que esperaban su salida, «el reo lloraba amargamente».

Muchas lágrimas debió derramar Mariano en las lúgubres dependencias de la prisión provincial del antiguo Convento de Gilitos, hasta que en marzo de 1913, pese a lo sugerido en la sentencia, recibió la noticia de su indulto.

El mismo fue firmado por Alfonso XIII el día 21, Viernes Santo, en el Palacio Real de Madrid. El texto de la medida de gracia es ejemplo de la retórica de la época, donde la magnanimidad real se trufaba de una acrecentado sentimiento de generosidad religiosa: «Considerando que los Reyes de España –dice- han solemnizado siempre el día de hoy, en que la Iglesia conmemora el Augusto Misterio de la Redención del Género humano con el perdón de algunos reos sentenciados a la última pena, piadosa costumbre que es muy grata a Mi Corazón seguir observando [...] vengo en conmutar, en el acto de la Adoración de la Santa Cruz, la pena de muerte impuesta a Mariano Atanasio Sánchez Díaz por la inmediata de cadena perpetua». Al día siguiente, junto al indulto al sacristán burguillano, la «Gaceta de Madrid» publicaba la conmutación de otras doce penas máximas en toda España.

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