«Brújula», una antología que cierra un tiempo y abre un mundo

«El antólogo Alfonso González-Calero es un profeta, como lo es la buena poesía»

POR HILARIO BARRERO

Me llega un libro con 50 razones para la esperanza, 50 respuestas a mis dudas, 50 nombres para mi agenda particular, 50 poemas para seguir viviendo: «Brújula. Poesía de/en Castilla-La Mancha. 50 años, 50 nombres, 50 poetas» organizada por Alfonso González-Calero.

Si uno agradece y acoge con los brazos abiertos los libros que le llegan de España, en estos tiempos de incertidumbre recibir un libro de poesía es una doble alegría. Lo es porque el libro es una antología de poesía de Castilla-La Mancha y viene avalada por el prestigio y la experiencia (no importa lo que diga el prólogo) de un hombre que sabe de poesía, que ha editado libros, que ha estudiado la historia literaria de su tierra y, sobre todo, porque es poeta y ha tenido la delicadeza de no incluirse , lo que le añade a la antología una marchamo de independencia.

González-Calero sabe perfectamente que un antólogo de poesía de una región tiene más riesgos y dificultades que el que prepara una antología del Barroco o del Renacimiento ya que el tiempo ha fijado un canon con el que todos estamos de acuerdo. En el caso que comentamos el antólogo es un profeta, como lo es la buena poesía, que se arriesga a incluir o dejar en la cuneta a nombres que no debieran o debieran estar incluidos y el antólogo se disculpa por no incluir el doble y menciona que una de las razones de la limitación ha sido la económica. Con «Brújula» se cierra la colección Biblioteca Añil Literaria que comenzó en 2005 y esta antología es un «leve homenaje a unos hombres y a unas mujeres que con sus versos escribieron un poco de nuestro espíritu, y fijaron en alguna medida el alma de esta tierra, dispersa e inasible».

Aparte del poema, una fotografía de cada poeta y una breve nota bibliográfica , el antólogo ha enriquecido la presencia de los seleccionados con una nota titulada «Sobre él/ella», a manera de poética, escrita por un crítico o un estudioso de la obra del poeta.

Agradezco el envío de este libro por muchas razones: porque intenta subsanar un olvido, porque me trae la voz y el eco de poetas amigos que conocí y conozco y, también, porque me encuentro con estos tres poetas que desconocía: Luis Rius, Ismael Belmote y Valentín Arteaga.

El libro, como todos los editados por González-Calero, es estéticamente una joya que deslumbra entre el frío minimalismo del formato y el incendio del rojo de su contenido y de la portada iluminada por un óleo titulado «Solsticio» obra de Trinidad Fernández.

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