Enrique Sánchez Lubián

El olvidado grupo escultórico de Benlliure en Toledo

Detectadas numerosas falsificaciones del escultor valenciano

Enrique Sánchez Lubián
TOLEDO Actualizado: Guardar
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Una de las noticias culturales del último verano fue la localización, por la policía autonómica valenciana, de una empresa que se dedicaba a realizar obras de bronce y relieves que eran comercializadas atribuyéndoseles su autoría a Mariano Benlliure. Se calcula que el número de falsificaciones vendidas en treinta años podría superar el millar. La maestría y perfección de este singular escultor son atractivos poderosos para los amantes del arte y de ahí surge la codicia y audacia de quienes no dudan en imitar sus trabajos. Pero mientras unos se conforman con tener un falso Benlliure en sus vitrinas, en la ciudad de Toledo disponemos de un magnífico grupo escultórico suyo que, por desgracia, permanece alejado del cotidiano disfrute ciudadano cuya categoría merece.

Apenas a cien metros de la plaza de Zocodover, en la explanada que acoge la soberbia portada de Covarrubias en la fortaleza del Alcázar, se sitúa el monumento dedicado al comandante Francisco Villamartín que Mariano Benlliure talló hace casi un siglo. Bajo el título de «Disculpe, ¿sabe usted quien es el de la estatua?», Víctor Girona Hernández recordó en las paginas de este suplemento (12 de enero de 2013) la trayectoria profesional de este militar nacido en Cartagena y que ha pasado a la historia como uno de los más destacados personajes castrenses de la España del siglo XIX. Formado en el Colegio Militar de Toledo, donde ingresó en 1847 a la edad de catorce años, salió del mismo con el grado de subteniente, sirviendo en diferentes guarniciones españoles y de Cuba. Sus inquietudes intelectuales le convirtieron en un gran tratadista militar, considerándosele un maestro de la estrategia. Su obra más conocida fue Nociones del Arte Militar. Villamartín, a quién Napoleón III concedió la Legión de Honor, falleció en Madrid en 1872.

Después de su muerte, por iniciativa del comandante de Artillería Luis Vidarti, se constituyó una comisión para sufragar la construcción de un panteón a su memoria en el cementerio madrileño de San Justo. Entre las aportaciones económicas al mismo destacó la del rey Alfonso XII. El traslado de sus restos, desde una sencilla tumba en el cementerio de la Patriarcal a su nuevo emplazamiento se materializó en 1882. Años después, en 1918, un grupo de generales, jefes y oficiales de Infantería, reunidos en el Casino Militar de Madrid, decidieron rendirle un homenaje promoviendo la colocación de un busto suyo en la ciudad de Toledo. El encargo, sufragado por toda la oficialidad, fue hecho al prestigioso escultor Mariano Benlliure, quien por entonces ya había ejecutado monumentos tan señeros como la estatua ecuestre de Alfonso XII en el parque del Retiro de Madrid o el dedicado a Emilio Castelar en el Paseo de la Castellana.

En febrero de 1922 la comisión promotora remitió un escrito al Ayuntamiento toledano señalando que tras haber recorrido la ciudad, acompañada del propio Benlliure, consideraban que el mejor emplazamiento para el grupo escultórico podría ser el Paseo de la Vega. Hasta octubre de 1923 la Corporación Municipal no dio visto bueno a tal propuesta. Un año después las obras ya estaban en marcha, instalándose primero el pedestal de granito si bien las esculturas del grupo se demoraban. Ante tal circunstancia, en julio de 1924, ante la proximidad de las Ferias de Agosto, el Ayuntamiento remitió una carta a Benlliure solicitándole que adecentase los trabajos a fin de no desentonar en el entorno de las casetas festivas. No tardó en llegar la respuesta del escultor, quien manifestaba al alcalde haber trasladado las indicaciones oportunas al marmolista y añadiendo que la figura principal del grupo ya estaba depositada en su taller y las otras dos –un almogávar y un soldado de los Tercios de Flandes- se encontraban en proceso de fundición. El grupo se completaba con un bajorrelieve representando a un grupo de alumnos de Infantería portando la bandera. Esta carta, junto a otros documentos relativos a la instalación del grupo escultórico, se conserva en el Archivo Municipal de Toledo.

Pese a la aprobación consistorial de que el conjunto se instalase en el Paseo de la Vega, algunos toledanos no opinaban así. Teodoro de San Román, quien por entonces ya había sido concejal del Ayuntamiento y director del Instituto Provincial, sugería en las páginas de El Castellano que hubiera sido más acertado ponerlo en el Alcázar, reservando el espacio del conocido parque para honrar a algún personaje toledano de valor histórico. Se lamentaba además, San Román, de que la ciudad fuese tan descuidada con el reconocimiento a los protagonistas locales de su propio pasado.

La inauguración del grupo escultórico tuvo lugar el 9 de mayo de 1925 con asistencia del rey Alfonso XIII y del general Primo de Rivera, a quienes acompañaban numerosos autoridades. Los actos, arropados con gran parafernalia de desfiles, colgaduras en balcones y fachadas, discursos, almuerzo oficial e incluso aeroplanos escoltado el automóvil del monarca, tuvieron una gran repercusión en la prensa de la época.

Apenas transcurridos unos años, el siete de agosto de 1931 el gobierno municipal aprobó el traslado de la escultura al Alcázar, ubicándose en un lugar similar al que ocupa actualmente. Durante la guerra civil sufrió numerosos daños, al encontrarse situado en zona de tiro cruzado entre los sitiados y sitiadores de la fortaleza. Concluido el conflicto fue remitido al Museo del Ejército de Madrid, desde donde regresó a Toledo en el año 1967, siendo situado en un ángulo de la galería subterránea, cerca de donde se encuentran los restos mortales de Moscardó. No permanecería mucho tiempo allí, pues en 1972 el conjunto volvió a ser removido, siendo trasladado a su emplazamiento actual, en el ángulo de la explanada norte más próximo a Zocodover donde aún se erige.

Mariano Benlliure fue un escultor prolífico y versátil. Su extensa producción revela un gran dominio técnico, caracterizado por su realismo y, en cierto modo, preciosismo. Una de sus características es el constante empeño en captar el movimiento, alcanzando su mayor expresión en los grupos ecuestres y taurinos. Su obra está muy repartida por toda España. El conjunto dedicado al comandante Villamartín, aunque se trata de una obra modesta frente a algunas de sus grandes creaciones, es un excepcional ejemplo de sus postulados artísticos. El mismo puede ser considerado, con todo merecimiento, como uno de los mejores conjuntos escultóricos que actualmente se levantan en espacios públicos de la ciudad de Toledo, aunque por su emplazamiento no sea muy conocido. Como tampoco lo es una copia de la estatua del militar que está ubicada en los jardines de la actual Academia de Infantería.

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