Boceto para el grupo escultórico «Don Quijote y galgo corredor», de Gabriel Alarcón
Boceto para el grupo escultórico «Don Quijote y galgo corredor», de Gabriel Alarcón
ARTES Y LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Jorque Manrique, Cervantes y García Lorca

Similitudes poéticas de los autores de El Quijote y Bodas de Sangre con el de las famosas Coplas

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Esta composición poética que a continuación se reproduce, formada por expresiones admirativas reiteradas, aparece por primera vez en Las Coplas de Jorge Manrique; el efecto, el énfasis que producen las exclamaciones y su repetición debió gustar a lo largo del tiempo a numerosos poetas, éste es el caso de Cervantes y García Lorca que pueden ser los más significativos pero igualmente podrían estar aquí otros como el Conde de Villamediana (1582-1622) o Gil Vicente, considerado el padre del teatro portugués, que de igual modo siguen la inspiración manriqueña de estas sextinas en algunas de sus obras. Cabe pensar que las diferencias de conceptos manejados por los tres poetas pudieran alejarnos del aspecto formal de las composiciones o de la percepción de similitud entre ellas.

Veámoslo a continuación.

Dice Jorge Manrique refiriéndose a su padre:

¡Qué amigo de sus amigos!

¡Qué señor para criados

y parientes!

¡Qué enemigo de enemigos!

¡Qué maestro de esforzados

y valientes!

¡Qué seso para discretos!

¡Qué gracia para donosos!

¡Qué razón!

¡Qué benigno a los sujetos,

y a los bravos y dañosos,

qué león!

«Las Coplas a la muerte de su padre el Maestre Don Rodrigo» fueron escritas por el poeta en 1479. En esta elegía el hijo, a la manera del Laudatio latino, ensalza las virtudes de su padre a lo largo de varias estrofas, siendo la transcrita una de ellas.

Cervantes enEl Quijote, Parte II, Capítulo XLIV incluye un canto de Altisidora dirigido a Don Quijote, de quien confiesa estar enamorada, aludiendo también a Dulcinea con la cual se compara; éste es el fragmento:

¡O qué de cofias te diera,

qué de escarpines de plata,

qué de calzas de damasco,

qué de herreruelos de holanda!

¡Qué de finísimas perlas,

cada cual como una agalla,

que a no tener compañeras

las solas fueran llamadas!

Pellicer en su edición comentada, refiriéndose al verso «Las solas fueron llamadas» dice: «Con la exageración del tamaño de estas perlas, llamadas irónicamente las solas, acaso aludió Cervantes a las perlas llamadas La Peregrina, La Huérfana o la Sola por no tener compañera». Ésta última desapareció en el incendio del Palacio Real de Madrid en 1734; la Peregrina perteneció a la Emperatriz Isabel I de Portugal, esposa de Carlos V, que aparece con la joya pintada por Tiziano que se conservó en España por generaciones de monarcas. También la pintó Velázquez; en sendos retratos ecuestres la lucen Margarita de Austria e Isabel de Borbón, esposas de Felipe III y Felipe IV respectivamente, estando los tres cuadros referidos en el Museo del Prado.

Después de cuatrocientos años y supongo que como consecuencia de alguna larga y truculenta historia La Peregrina apareció colgada en el escote de la actriz americana Elisabeth Taylor, regalo de su marido el también actor Richard Burton que la adquirió en una casa de subastas de Nueva York.

Por último, dentro de su poema «Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías», Federico García Lorca escribió en este fragmento:

¡Qué gran torero en la plaza!

¡Qué gran serrano en la sierra!

¡Qué blando con las espigas!

¡Qué duro con las espuelas!

¡Qué tierno con el rocío!

¡Qué deslumbrante en la feria!

¡Qué tremendo con las últimas

banderillas de tinieblas!

Gran admirador de Jorge Manrique, en una conferencia que dio en la Residencia de Estudiantes donde vivió hasta 1928 y que tituló «Teoría y Juego del Duende» dijo que «es este duende el que lleva a Jorge Manrique a esperar la muerte en el páramo de Ocaña y el que hace que la musa de Gonzalo de Berceo y el Ángel del Arcipreste de Hita se han de apartar para dar paso a Don Jorge cuando llega herido de muerte a las puertas del Castillo de Belmonte». Hay en este elogio dos errores geográficos que, por supuesto, no afectan a la esencia del comentario: confunde «el páramo de Ocaña» con la Mancha de Cuenca y «Las Puertas del Castillo de Belmonte» con la villa de Santa María del Campo Rus, donde el capitán-poeta tenía su campamento militar y donde fue llevado malherido, de una lanzada en los riñones que recibió cuando luchaba a favor de Isabel la Católica contra las tropas del marqués de Villena, partidario de la Beltraneja, que disputaba a Isabel la Corona de Castilla, muriendo en esta villa a los pocos días, el 24 de abril de 1479.

José Manuel Ortega es autor de un Jorge Manrique, a través del tiempo y Catálogo razonado de una biblioteca manriqueña. Actualmente, está en imprenta, con aparición prevista para 2016, una Antología suya de poetas contemporáneos dedicada al capitán-poeta, los tres libros editados por el departamento de Cultura de la Junta de Comunidades.

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