Iglesias y Sánchez se saludan en el último pleno de la legislatura
Iglesias y Sánchez se saludan en el último pleno de la legislatura - EFE

Elecciones 2016El PSOE vira a la izquierda para competir con Podemos

Los socialistas dan por finiquitadoel pacto «histórico» con Ciudadanos. Rivera quiere crecer sin desatender la derecha y ganando el centro izquierda. Podemos e IU ya trabajan en un programa conjunto de cara al 26-J

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El PSOE tiene un problema que solventar en tiempo récord: hacer que su electorado se olvide del pacto con Ciudadanos para no dejar a Podemos-IU todo el flanco izquierdo el 26-J. Y no es casualidad que la primera que se ha encargado de hablar de su «caducidad» haya sido la aspirante a número uno del PSC por Barcelona, Meritxell Batet, sabedora de que ese acuerdo penaliza a los socialistas en Cataluña mucho más que en cualquier otro territorio.

Aquel «histórico» pacto que rubricaron solemnemente Pedro Sánchez y Albert Rivera el 24 de febrero en un hall del Congreso –con el cuadro evocador de la Transición «El abrazo» al fondo– es ya hoy una incomodidad añadida a la difícil tesitura en que se encuentra el segundo partido de España, preso del temor a que Podemos-IU le sobrepasen en votos (en escaños es más difícil por su menor implantación en las provincias).

A partir de ahora, ya solo valdrán los programas con los que cada formación se presentó a las elecciones del 20-D. Dicho de otro modo, la «derogación» de la reforma laboral del PP volverá a ser eso en la literalidad de la oferta socialista y no la interpretación del pacto según a cuál de los dos negociadores se le preguntara, Jordi Sevilla (PSOE)o Luis Garicano (Ciudadanos).

«Bestia negra» de Podemos

Y los intentos de Podemos de disparar el gasto publico en «solo» 60.000 millones de euros al años no tendrán enfrente al exministro de Zapatero. Casualidad o no, Sevilla, fichado por Sánchez de cara al 20-D dentro de su Comité de Expertos, es el único de los seis negociadores del PSOE que no figura en el Comité Electoral. Había vuelto a cobrar un importante protagonismo en las interminables sesiones preparatorias del pacto durante estos cuatro meses y su sintonía con Garicano era más que evidente, aunque no estuvo exenta de fuertes debates para encajar los dos programas, en ambos partidos se refería a que su visión sobre el modelo económico era similar, y que las diferencias se encontraban más en los ritmos de aplicación de las medidas.

Y es que Jordi Sevilla ha sido y es la «bestia negra» para los de Iglesias. Ya antes del 20-D, Podemos iba afirmando «sotto voce» que nunca aceptaría como ministro de Economía de un hipotético gobierno de Sánchez a un «neoliberal» como el exministro. Ya metidos en las negociaciones fallidas de investidura PSOE, Podemos, Compromis e IU, la formación morada le acusó varias veces personalmente de «levantarse de la mesa para ir a negociar con Ciudadanos»; algo no del todo cierto porque que fue José Enrique Serrano, verdadero hombre fuerte de la negociación, quien cerró los últimos flecos del pacto con José Manuel Villegas y el resto del equipo de Ciudadanos.

Colaboradores muy cercanos a Albert Rivera reconocen que el presidente de Ciudadanos vivía con enfado los momentos en los que se le situaba como «muleta del Partido Popular». Pese al pacto con el PSOE en Andalucía, la imagen que más caló en el electorado fueron los pactos en cuatro autonomías y más de quince capitales de provincia con el PP. Y eso poco a poco fue restando a Ciudadanos la centralidad con la que al principio era percibido por los electores. Algo que se observó en cada barómetro del CIS.

Rivera siempre ha estado convencido de que su partido podía crecer no solo a costa de los electores desencantados del PP, sino también de muchos del PSOE. Tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre el partido comenzó a experimentar un crecimiento en las encuestas hasta el inicio de la campaña que se sustentaba especialmente en el incremento del flujo de votantes que se consideraban de centroizquierda.

En la dirección del partido manejan desde entonces datos a partir de múltiples sondeos en los que se aprecia que en esos momentos la transferencia de voto del PSOE a Ciudadanos llegó a rondar el 15% en algún momento. El 20D esa cifra quedó en torno al 4%. La errática campaña del partido naranja afectó especialmente a sus posibilidades de sumar voto en el centroizquierda. Por eso, su posibilidad de crecer en las próximas elecciones es en gran medidas en ese espacio.

La campaña estará también muy enfocado a los jóvenes, donde superan al PP y compiten mejor con Podemos y PSOE. En la Ejecutiva del partido que el pacto con Pedro Sánchez puede restarles apoyos que provienen del PP, pero señalan que las encuestas siguen poniendo de manifiesto que los poulares siguen perdiendo algo de voto hacia ellos. En la dirección del partido creen que el pacto con el PSOE «ha mejorado nuestra posición en ese espacio».

El efecto Podemos-IU

Por eso ayer Rivera, mientras el PSOE daba el pacto por caducado y aunque reivindicaba la autonomía de cada formación, dedicó parte de su intervención en el Congreso a glosar algunas de las medidas de ese acuerdo. «No vamos a renegar de lo que hemos hecho», señalan.

Empiezan a estudiar ya en el partido cómo afectará el pacto Podemos-IU. Y hacen dos análisis: «el PSOE va a virar a la izquierda para no verse superado y Podemos puede perder a su electorado más moderado». La conclusión es que la campaña puede dejar un hueco en ese espacio que pretenden ocupar, sin descuidar a su electorado más grande, que viene de haber votado al PP en 2011.

Por su parte, Podemos e Izquierda Unida avanzan hacia un acuerdo que podría ver la luz antes de que acabe esta semana. Aunque sigue habiendo escollos, sobre cómo hacer hueco a Alberto Garzón y otros miembros de la coalición en las listas de Podemos, el acuerdo parece cercano.

Ayer volvieron a reunirse el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, con su homólogo de IU, Adolfo Barrena. Ambos anunciaron que pondrán en marcha una comisión mixta con miembros de ambos partidos para redactar un documento programático de mínimos en el que plasmar las principales prioridades. IU ya está sometiendo el acuerdo a sus bases, aunque no está rubricado. Y Podemos debe hacerlo en los próximos días.

Ver los comentarios