La violencia en GRacia suma más de 80.000 euros en daños
La violencia en GRacia suma más de 80.000 euros en daños - ABC

«Piedras, contenedores ardiendo, la dignidad se abre camino», el mensaje de los vándalos de Gracia

El grupo Arran lanza el comunicado «Que tiemblen! Volvamos a las calles, somos la tormenta después de la calma»

Advierten que van a seguir «atacando las instituciones de los estados» que les «oprimen»

Barcelona Actualizado: Guardar
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Arran, uno de los principales grupos responsables de los altercados en el barrio barcelonés de Gracia defiende la violencia de esta semana como una forma «plenamente legítima» de lucha, reivindica los disturbios de Can Vies de 2014 para justificar que «no queda otra que seguir luchando en esta vía» y anuncian su objetivo de atacar las instituciones de los Estados que les «oprimen». Ponen como ejemplo «detener los presupuestos de miseria y obediencia que presenta la Generalitat».

«Piedras, pintadas, martillos y contenedores ardiendo. La dignidad, recuperada a la fuerza y sin pedir permiso, se abre camino estas noches en las calles de la Vila de Gracia con la resistencia organizada en torno al desalojo del "banco expropiado"», proclama este grupo en un comunicado en su página web titulado «Que tiemblen! Volvamos a las calles, somos la tormenta después de la calma».

«Nosotros no hemos elegido esto»

En su comunicado ataca a los medios de comunicación por relatar «esta batalla por la dignidad» como una «anécdota vandálica» y sostienen que el uso de la violencia es «un medio de autodefensa». «Nosotros no hemos elegido todo esto», señalan.

Acusan al «sistema capitalista y patriarcal» de intentar mantenerse intacto: «No permite la existencia pacífica de alternativas que busquen destruirlo». «No es la práctica de esta autodefensa, materializada a través de múltiples formas de lucha plenamente legítimos, desde la desobediencia al uso de la violencia, el método que nosotros hayamos escogido sino el camino que nos obligan a tomar para hacer de las vidas de todas las personas unas vidas dignas, sentencian en su página web.

La web de Arran también alberga enlaces a otros colectivos vinculados al independentismo radical como Endavant, corriente de la que parte la diputada de la CUP Anna Gabriel y que se definen como Organización Socialista de Liberación Nacional. También se aprecian los logotipos de Alerta Solidaria, Coordinadora Obrera Sindical o el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans.

A juicio de los radicales de Arran, son «múltiples» los ejemplos en los que «la lucha es la llave que abre la posibilidad de conseguir estas victorias» y citan en concreto los disturbios de Can Vies del año 2014 en el que los radicales lograron paralizar la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de derruir un edificio okupado en el barrio de Sants.

«No nos queda otra que seguir»

Se apoyan en los altercados de Gamonal en los que el Ayuntamiento de Burgos tuvo que dar marcha atrás en un proyecto urbanístico en la ciudad o las «ejemplares luchas cotidianas de la PAH». «Ahora no nos queda otra que seguir luchando en esta vía hacia la realización de nuestros sueños y la materialización de nuestras utopías», alegan.

Advierten de que van a seguir «atacando las instituciones de los estados» que les oprimen como las elecciones al Congreso de España y «deteniendo los presupuestos de miseria y obediencia que presenta el gobierno de la Generalidad de Cataluña, destruyendo el machismo desde el empoderamiento de la autodefensa feminista, y así hasta la victoria final».

«Las calles son la escenificación de nuestra ruptura (...) es la hora de reapropiarnos de la vida, de la posibilidad de crear una existencia sin ellos, de recuperar y habitar las calles como si ellos sólo fueran las cenizas de una pesadilla que se hace demasiado dura», concluye su comunicado, en catalán y fechado en Los Països Catalans. Fuentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad indican que si bien la okupación originariamente era de corte eminentemente independentista radical, los disturbios generados esta semana pueden haber ejercido un efecto llamada sobre otros movimientos radicales en Barcelona de corte anarquista insurreccionalista.

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