Curri Valenzuela

Corrupción y poco más

En el PP son conscientes de que esa preocupación por el tema está limitando su crecimiento en las encuestas sobre intención de voto mientras sigue aumentando el de Ciudadanos

Curri Valenzuela
Madrid Actualizado: Guardar
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Al Gobierno le gustaría que noticiarios de televisión y periódicos tituláramos cada día a toda pastilla con que la Economía está creciendo al 3 por ciento, los datos de Empleo baten un nuevo record y en España ya no nos cabe un turista extranjero más, pero ya se sabe que «good news is no news», lo que según nuestros usos significa que para subir de share y vender ejemplares hace falta recurrir a cierto morbo: o sea, a hablar de corrupción.

La mayor parte de los casos de corrupción que hoy se debaten pertenecen al pasado, pero siguen de actualidad por la lentitud de la Justicia para darlos por terminados. Los asuntos más llamativos aún producen noticias de nuevas pesquisas policiales o judiciales que no les dejan morir, lo que se traduce en que la inquietud de los ciudadanos por este tema continúa en ascenso, como demuestra la encuesta del CIS publicada esta semana.

La falta de sentencias ejemplarizantes añade mas leña al fuego: la mayoría de los condenados siguen viviendo en sus casas a la espera de una sentencia firme que tardará años en llegar; ni un solo Pujol ha pisado todavía un calabozo.

En el PP son conscientes de que esa preocupación por el tema está limitando su crecimiento en las encuestas sobre intención de voto mientras sigue aumentando el de Ciudadanos, el partido que mas rédito obtiene en la lucha contra la corrupción. Y la oposición en su conjunto tiene comprobado que la mejor manera de hacer daño a los populares va en esa línea, de ahí el interés demostrado por crear una comisión parlamentaria sobre la corrupción en el PP que, a buenas horas, poco tendrá ya que decir de lo que hicieron Bárcenas y Correa.

El Gobierno afronta la situación con las manos atadas. La estrategia política de libro dice que podría dominar la agenda a base de lanzar propuestas que distraigan a la opinión pública de los temas que le son incómodos. Así lo hizo en la Legislatura anterior, cuajada de anuncios de reformas de calado que solía anunciar cuando arreciaban los casos de corrupción de su partido. Pero esta es una Legislatura vacía. Rajoy sabe que cualquier iniciativa que envíe al Congreso va a ser tumbada por la mayoría parlamentaria que tiene en contra y después de la fracasada prueba de la reforma de la estiba se le han quitado las ganas de plantear cualquier otro debate. Solo nos queda hablar de corrupción y poco más.

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