Quiroga y Martínez-Maillo, en el centro, antes del arranque de la junta directiva del PP vasco
Quiroga y Martínez-Maillo, en el centro, antes del arranque de la junta directiva del PP vasco - efe

Maíllo a Mas: «No hay marcha atrás en la defensa de la Constitución y las leyes»

Afirma que la abstención del PSOE en Navarra, al legitimar a una presidenta «abertzale», «supone una ofensa a la libertad de todos los españoles»

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El vicesecretario de organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, ha respondido al presidente de Cataluña, Artur Mas, por su afirmación de que «no hay marcha atrás» en su plan secesionista, que «no hay marcha atrás en la defensa de la Constitución y de las leyes; que para el Partido Popular y para nuestro presidente nacional no hay marcha atrás en la defensa de que no hay nadie por encima de la Constitución y de las leyes; que no hay marcha atrás en la defensa de que la soberanía nacional reside en el pueblo español; y que no hay marcha atrás en la defensa de la pluralidad y de aquellos que se sienten catalanes y españoles».

Martínez-Maíllo se ha expresado así antes de participar en la junta directiva regional de su partido, que ha copresidido junto a la líder de la formación a nivel autonómico, Arantza Quiroga, en una cita a la que también han acudido el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, el vicesecretario de acción social, Javier Maroto, y la mayor parte de los cargos del PP vasco.

En su intervención, también se ha referido de forma contundente a un Partido Socialista del que ha dicho que «ha perdido absolutamente la centralidad» al entregar gobiernos autonómicos y locales a partidos «radicales». Ha puesto como ejemplos lo sucedido en Vitoria y Pamplona, y se ha detenido en el caso navarro, en el día en que Uxue Barkos se ha convertido en la primera presidenta nacionalista de la comunidad foral.

Aquí, ha recordado, con su abstención, los socialistas han permitido la elección de una «presidenta abertzale, así se denomina ella», junto con «el nombramiento de una consejera del Interior de Bildu, heredero de ETA». Esa abstención supone «legitimar» ese Gobierno, «no es una abstención inocente», ha subrayado, «es una abstención culpable. Y yo creo que, sobre todo, supone una ofensa a la libertad de todos los españoles y también a las víctimas del terrorismo». «Pedro Sánchez debería explicar las razones por las que el Partido Socialista de Navarra ha decidido la abstención», ha apostillado.

Frente a la postura socialista, Maíllo ha insistido en que «el cambio lo representa el Partido Popular», un cambio que «comenzó hace tres años», con la llegada de Rajoy a la presidencia del Gobierno, ha afirmado. Sobre la reforma electoral local presentada en el Congreso de los Diputados, ha defendido que «significa pura y llanamente más democracia». «Significa acercar el voto al resultado final de quien gobierna». Y que servirá, precisamente, «para que no pase lo que ha sucedido en Pamplona o en Vitoria».

«No podemos lamernos las heridas»

Le ha precedido en el uso de la palabra Arantza Quiroga, quien si bien ha admitido que el PP vasco se encuentra en «una situación algo complicada» tras el 24-M, ha asegurado que «en la vida no te puedes quedar estancado y lamerte las heridas, sino que tu obligación es seguir mirando hacia delante». De ahí que sea el momento de explicar «mejor, con más ilusión y con más hincapié» el proyecto de su partido, que «garantiza el futuro no solo de los vascos, sino también de España».

Del PNV ha criticado que «de lunes a viernes juega que es formal y está dentro de la Constitución y el fin de semana se desmadra y muestra su verdadera cara», mientras los socialistas están dispuestos «a poner todo patas arriba» con su «federalismo». Se ha mostrado conforme con revisar la Constitución y el Estatuto vasco, pero con «unas líneas rojas muy claras»: los artículos 1 y 2 de la Constitución y «no permitir ni un paso atrás en el autogobierno».

En las elecciones generales, ha cerrado, se enfrentarán dos modelos, uno que «permitirá avanzar», el del PP, y otro para «mirar atrás, condicionado por un nacionalismo que nos lleva al siglo XIX».

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