El Gobierno portugués insta a España a «darse prisa» para llevar la alta velocidad a la frontera

El ministro luso de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos, se permite declarar sobre el proyecto de línea Lisboa-Oporto-Vigo: «No queremos tener que pararnos en la frontera»

El presidente portugúes, Antonio Costa EFE
Francisco Chacón

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El ministro portugués de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos, se ha permitido lanzar un « desafío » al Gobierno español: pide que «se dé prisa» para llevar la alta velocidad hasta la frontera con Galicia. El país vecino, que no tiene ni un solo kilómetro construido de esta modalidad de transporte, reclama así una celeridad que ellos no se aplican porque, argumenta el polémico titular del ramo, «no queremos llegar primero al límite geográfico con unos vagones que puedan andar a 300 kms/hora y tener que pararnos ahí».

Unas declaraciones insólitas viniendo de Portugal, que da la nota por no haberse sumado a la apuesta europea por este tipo de tren, y que responden al proyecto de línea Lisboa-Oporto-Vigo, aún sin plazos de ejecución.

«La alta velocidad debería llegar a la frontera entre los dos países más o menos al mismo tiempo», dijo Nuno Santos. De acuerdo con sus palabras, «no se trata de una crítica, sino de un desafío». Y añadió: « Tengo la esperanza de que los dos gobiernos van a conseguir entenderse y, en tiempo útil, realizarán esta conexión ferroviaria» .

Según puntualizó el ministro, una de las ciudades más beneficiadas será Valença do Minho, que «quedará a solo 50 minutos de Oporto para cubrir los 120 kilómetros que las separan». Igualmente, prometió que se contemplará una escala en el aeropuerto Sá Carneiro de Oporto, una parada estratégica que puede ser muy positiva para los viajeros que lleguen por avión.

También explicó que la prioridad del Ejecutivo sialista de Antonio Costa pasa por el enlace hasta Vigo y no hasta Madrid, como constaba en los últimos años. Un cambio que nadie en su gabinete ha aclarado ante la opinión pública, lo cual ha generado numerosas contradicciones y variaciones de rumbo en el discurso oficial.

Los socialistas lusos, ampulosos en unos planes que después suelen cumplir con retraso, auguran que el tramo desde Lisboa hacia el nudo gallego exigirá una inversión de 5,4 mil millones de euros. Pedro Nuno Santos no mencionó en ningún momento que España está mucho más avanzada en cuestiones de alta velocidad . Y, de hecho, la ciudad de Bragança no ha dudado en sumarse a las ventajas del AVE español ya que está a 55 kilómetros de Puebla de Sanabria, con lo cual se aprovecha de la conexión a Zamora.

Es un asunto siempre controvertido este en territorio portugués, que gastó miles de euros en la época en que gobernaba José Sócrates para encargar informes que nunca se tradujeron en nada concreto. El actual primer ministro, Antonio Costa , hizo en su día unas polémicas declaraciones que volvían a poner en primer plano el espinoso asunto.

Le cuestionaron acerca de la idoneidad de recuperar el proyecto de trazado de AVE Madrid-Lisboa, bien por Extremadura o bien por Salamanca, y respondió sin paliativos: «Es una cuestión bastante tóxica en Portugal».

Las reacciones no se hicieron esperar y los portugueses se preguntaban en las redes sociales dónde se halla semejante «toxicidad», mientras él trataba de apaciguar los ánimos al apuntar: «Con el tiempo, será una discusión que volverá». ¿Cuándo? No se sabe, aunque es verdad que cada cierto tiempo vuelve a la palestra.

«Tengo la seguridad de que el tema se abordará otra vez, pero no en forma de debate sobre la unión entre Lisboa y Madrid, sino sobre la inserción de Portugal en el conjunto de la red de alta velocidad de la península ibérica », añadió el primer ministro antes de proseguir: «La cuestión no está suficientemente madura, ni hay condiciones económicas para que surja el tema. Tal vez de aquí a siete años». Y los ciudadanos portugueses se quedaron atónitos.

Pasa el tiempo y las líneas de alta velocidad siguen brillando por su ausencia en el vecino ibérico, cuya desidia institucional le ha llevado a estar en la cola de Europa en este aspecto. De Oporto a Vigo transcurre el único tren entre ambos países, que comparten la península pero que se dan la espalda en las comunicaciones ferroviarias. Un enlace insólitamente excepcional porque la línea entre Madrid y Lisboa pasó al baúl de los recuerdos desde que comenzó la pandemia del coronavirus.

El convoy a Galicia presta servicio entre las dos ciudades citadas, pero también permite subirse o descender en otros puntos clave de la frontera, como Viana do Castelo, Valença do Minho o la localidad pontevedresa de Tuy. «Hemos decidido actuar siempre juntos en la gestión de nuestra frontera común, mantener la libre circulación de mercancías y garantizar los derechos de los trabajadores transfronterizos », subrayó Antonio Costa refiriéndose a los momentos más difíciles de la infecciosa enfermedad, cuando azotaba la sociedad y provocaba cientos de muertos.

Es el mismo mandatario que mantiene en su cartera de Infraestructuras a Nuno Santos, acostumbrado a las palabras que suenan rotundas, aunque no siempre lo sean, en un tono que siempre las propuestas como si fueran retos.

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