«La fusión entre Commerzbank y Deutsche tiene mucho sentido», dice Sáinz de Vicuña

Entrevista con el consejero de Caixabank y ex secretario general y ex director general del departamento jurídico del BCE

Sáinz de Vicuña, en un reciente acto en el CEU JAIME GARCÍA

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Al mismo tiempo que Antonio Sáinz de Vicuña recibía el premio anual de la Cámara Oficial Española de Comercio en Alemania en los salones de la embajada de España en Berlín, el comité de los «cinco sabios» que asesora al Gobierno alemán anunciaba, a solo unas manzanas de allí, una seria rebaja de la previsión de crecimiento de la economía alemana de solo el 0,8% este año.

—¿Cómo ve esta situación?

—Esto está en el origen del cambio de paso del BCE y es lógico el temor a la ralentización. Por el Brexit, por la política comercial de EE.UU., por el resurgimiento de los nacionalismos en Europa, a lo que se suman los temas internos alemanes. ¿Qué va a pasar tras Merkel? La pregunta crea incertidumbre. Y hay sectores alemanes, como el automovilístico, muy tocados.

—Esto se traslada a Europa.

—La UE está ahora parada por el Brexit, que va a impactar en muchos sectores, y sufriendo movimientos nacionalistas como no habíamos visto en 30 años. El espíritu europeísta está en un nivel bajo y tenemos problemas con los países que entraron entre 2004 y 2007, que escapaban de la influencia rusa pero sin amor por el proyecto europeo. Hace falta un nuevo ímpetu, líderes con capacidad de ilusionar para después de Juncker, que ha hecho un buen trabajo.

—¿Por ejemplo?

–Una persona valiosa es Michel Barnier. Me encantaría. Sería muy buena opción para presidir la Comisión.

—En su análisis sobre Alemania no ha mencionado los bancos. ¿Estamos ante la posibilidad de una gran fusión entre Deutsche Bank y Commerzbank?.

—Vista la globalización del mundo financiero, tiene mucho sentido. Commerzbank, que fue rescatado, y Deutsche Bank, que también ha sufrido mucho, saldrán reforzados de la fusión si Competencia lo aprueba. Crear un pilar que pueda competir no solo con los grandes bancos sino también con las grandes compañías tecnológicas tiene sentido. Se necesitan bancos más sólidos, con más capacidad mundial.

—¿También en España? ¿Queda margen de reestructuración del sector?

—No digo que no; todavía quedan cajas de ahorro, Ibercaja y demás, que han sobrevivido a la crisis. Quizá puedan mejorar su tamaño, pero se ha hecho mucho. Caixabank está todavía digiriendo la sobredimensión, pero al mismo tiempo hemos comprado BPI en Portugal, un banco muy bien gestionado. Solo nos falta salir fuera, negocio internacional.

—¿Hacia dónde concretamente?

—Lo lógico sería Europa. Ahora estamos inmersos en una gran revolución digital y a raíz de eso seguramente nos lanzaremos a los mercados europeos. Por otra parte, la Unión de Mercado de Capitales es un proyecto no concluido, pero con la salida de Inglaterra, que es la que ha puesto los mayores frenos, yo creo que se puede redinamizar. Por ahí está el futuro de la expansión. Con esto y una nueva Comisión Europea dando impulso, debería retomarse el proceso de internacionalización de la banca. A las grandes potencias les encantaría ver una Europa débil. Rusia está gastando mucho dinero en fastidiar a Europa. Soros también invierte en la ruptura de Europa. Y nuestra reacción tiene que ser en dirección contraria. Y además surgen partidos antieuropeos. Tenemos que recoser Europa.

—En España también hay partidos nacionalistas.

—Dejando Cataluña al margen, allí no son muy racionales, no se dan cuenta de que tienen el Brexit al lado, el impacto que eso tendría en una Cataluña separada. Pero dejando eso a un lado, ha surgido VOX, que también quiere separarse un poco de Europa porque identifica a Europa con la masonería y la laicidad militante. Creo que en eso exageran. Quieren hacer una España más cerrada en sí misma, menos proeuropea, y a mí ese mensaje no me gusta, va en la línea de Alternativa para Alemania. Así no se va a construir Europa. Seríamos víctimas de múltiples ataques de potencias muy poderosas. Yo confío en que salgamos del parón el Brexit y, para Europa, al menos en el ámbito financiero, será positivo. Porque Inglaterra estuvo en los trabajos preparativos del euro, pero no entró. La City ha estado constantemente arañando negocio y llevándoselo a Londres. Después han frenado la unión bancaria y de mercado de capitales. Ahora todo va a fluir.

–¿Y qué papel está jugando el BCE?

–Al BCE había que ponerle un monumento. No solo por decir que haría todo lo necesario por salvar el euro sino por hacerlo efectivamente. Es un éxito. Está dispuesto a que no vuelva el crecimiento negativo y lo veo de monumento. Y sin crecimiento del M3 (agregado monetario), solo renovando la liquidez. Muy prudente. Hemos tenido en conjunto un lujo de presidentes del BCE. Draghi ha tenido muchos aciertos y valentía. Después de él, hay que hilar muy fino. Weidmann tiene mucha oposición, quizá un alemán que no venga del Bundesbank, de carácter más académico.

–¿Qué estrategia aconseja a las empresas que le entregan el premio?

–Estoy muy contento y agradecido. Es difícil aconsejar, pero hay que hacer un esfuerzo por tener en cuenta el momento geopolítico, que ha cobrado gran importancia, y la revolución digital, que lo cambia todo. El «algorithmic trading», por ejemplo, supone ya el 50% de la negociación en Londres; yo creo que habría que regular esto porque genera grandes riesgos. Siempre habrá un algoritmo más listo que el pobre inversor y que siempre gane. La contratación algorítmica es un abuso en el que hay que poner orden. El inversor está indefenso.

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