Imagen de la Bolsa de Shanghái
Imagen de la Bolsa de Shanghái - reuters

La Bolsa china vuelve a caer pese a las medidas del Gobierno para frenar su desplome

Tras doblar sus valores en un año, los parqués de Shanghái y Shenzhen han bajado un 30 por ciento desde mediados de junio

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La Bolsa china ha vuelto a caer este martes a pesar de las medidas tomadas por el autoritario régimen de Pekín para frenar el desplome de sus acciones, que han perdido el 30 por ciento de su valor desde mediados de junio. Tras el respiro del lunes, el índice Composite del parqué de Shanghái cerró con una bajada del 1,3 por ciento. Por su parte, el índice CSI 300, que engloba a las mayoras compañías que cotizan en dicha ciudad y en la Bolsa de Shenzhen, cayó un 1,8 por ciento.

Tales pérdidas devuelven la incertidumbre al mercado chino, tan volátil que amenaza a la segunda economía del mundo con un «crack» como el de 1929, ya que el 85 por ciento de sus accionistas son pequeños inversores con escasos o nulos conocimientos económicos que en muchas ocasiones juegan a la Bolsa como si fuera la ruleta de casino.

Debido a la ralentización de la economía china y al enfriamiento de su burbuja inmobiliaria, dichos accionistas han puesto sus pequeños ahorros en las Bolsas de Shanghái y Shanghái, que en el último año habían subido en torno a un 100 por ciento.

Pero esta burbuja bursátil también ha empezado a desinflarse y los inversores, presa del pánico, están vendiendo en masa sus títulos desde hace tres semanas, lo que ha llevado a unas caídas del 30 por ciento en ambos parqués. Intentando atajar este desplome, el régimen chino ordenó durante el fin de semana a los fondos de inversión y agencias de «brokers» comprar acciones por valor de hasta 120.000 millones de yuanes (17.600 millones de euros). Para ello, contarían con la ayuda de una compañía financiera estatal cuyos fondos proceden directamente del Banco Central.

Suspensión de la cotización

Con las mayores aseguradoras de China haciéndose con títulos a mansalva, las Bolsas subieron el lunes un 2 por ciento, pero ni estas medidas ni los llamamientos a la calma de las autoridades han detenido la inestabilidad. Haciendo oídos sordos al primer ministro Li Keqiang, quien había asegurado que el Gobierno tiene la confianza y la habilidad para enfrentarse a los retos que plantea la economía, los índices bursátiles han vuelto a caer en esta nueva jornada.

Temiendo nuevas pérdidas, un cuarto de las 2.800 empresas que forman las bolsas de Shanghái y Shenzhen han solicitado detener su cotización y otras 200 han anunciado la suspensión de sus títulos, según informa la agencia Reuters. Además, las autoridades han cancelado la salida al parqué de otras 28 compañías que ya habían sido autorizadas.

Todos estos problemas llegan justo cuando la economía china se ha ralentizado hasta sus niveles más bajos desde 1999 y el régimen está intentando cambiar su patrón de crecimiento económico, basado hasta ahora en las exportaciones y las obras públicas, para potenciar el consumo interno.

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