Huelgas, paros en los transportes, cortes de tráfico, tensión social, psicosis de atentado, estado de emergencia y medidas extremas de seguridad. La Eurocopa de Francia arranca este viernes en un clima enrarecido por la amenaza terrorista y el desafío sindical contra la reforma laboral del Gobierno socialista. Pero siempre nos quedará el fútbol. El concierto gigante ofrecido anoche por el DJ David Guetta, autor del himno del torneo, a los pies de la torre Eiffel ante 80.000 espectadores puso la pista de despegue a la ansiada fiesta futbolística en un país crispado y temeroso que confía en que su selección le dé su primer alegrón contra la defensiva Rumanía en el partido inaugural (21.00 horas, Stade de France).

Las autoridades invitaron ayer a los aficionados a acudir al estadio lo antes posible ante los problemas de tráfico derivados de la huelga en los ferrocarriles de cercanías. Los conductores de la línea que conecta con el recinto han votado mayoritariamente el paro en el marco de la movilización sindical desarrollada desde hace días en la compañía ferroviaria SNCF. Los pilotos de Air France mantienen el preaviso de huelga del 11 al 14, la mitad de las refinerías del país siguen paradas aunque ya se ha resuelto el desabastecimiento de las gasolineras y las basuras se acumulan en las calles céntricas de París y Marsella por las protestas de los trabajadores del sector.

En la jornada de este jueves se produjeron bloqueos en los accesos al mercado internacional de Rungis que abastece París, el puerto de Lyon, las estaciones de tren de Annecy, Toulouse y Saint-Nazaire y la circunvalación de Nantes. El secretario general de la CGT, Philippe Martínez, de raíces españolas, anunció que su sindicato va a repartir a los hinchas «panfletos en varias lenguas para explicar nuestra posición». «Deseamos que la Eurocopa sea una fiesta popular», declaró.

Las ganas de fiesta estallaron por la noche en la 'fan zone' del Campo de Marte con el concierto ofrecido por Guetta, que utilizó la torre Eiffel en el espectáculo mediante la sincronización de su iluminación con sus juegos de luz y sonido. El compositor de 'This One's for You', la canción de la Eurocopa, viajó luego en avión a Ibiza para mezclar de 3 a 7 de la mañana en la discoteca Pachá y estar de vuelta en la ceremonia inaugural del Stade de France.

El conjuro festivo del fútbol comenzará a rodar con el saque inicial del partido entre Francia y Rumanía. «El contexto será especial. Habrá que gestionarlo. Este encuentro no es decisivo pero es muy importante. Puede lanzarnos», reflexionó Didier Deschamps, ansioso de que finalice la pesadilla de una preparación en la que ha tenido que soportar lesiones en cadena, escándalos sexuales y acusaciones de racismo.

Una Rumanía sin estrellas

La anfitriona se estrenará ante una Rumanía sin estrellas ni herederos dignos de la generación dorada de los Hagi, Lacatus, Popescu, Chivu o Mutu. «En contra de lo que se pueda pensar, conocemos a algunos: Chiriches, Rat, Popa. ¿No está mal, eh? No se crean que no respetamos a este equipo», enumeró el portero suplente Steve Mandanda con la lección bien aprendida. Más extraño fue el razonamiento del lateral Bacary Sagna, quien argumentó que suele ir de vacaciones a Rumanía y tiene una relación especial con ese país ya que «personas rumanas trabajan en mi casa».

Anghel Iordanescu, seleccionador de los 'tricolorii', analizó que «Francia solo ha perdido un partido de los últimos diez y es una de las favoritas a tenor de la calidad de sus jugadores». «Se puede decir que su punto débil es la defensa. Tienen problemas en las acciones a balón parado y en el eje central de la zaga», apuntó por su parte Viorel Moldovan, entrenador adjunto, en alusión a las ausencias de Raphael Varane y Mamadou Sakho, sustituidos por Adil Rami y Laurent Koscielny que apenas han jugado juntos.

En contraste, la defensa rumana fue la mejor de la fase de clasificación en la que solo encajó dos goles. En ella destacan el portero Ciprian Tatarusanu, que ha brillado esta temporada en el Fiorentina, y el defensa Vlad Chiriches, pese a no ser titular en el Napoli, que ha heredado el brazalete de capitán de Razvan Rat, el más veterano de la plantilla a sus 35 años. Rocoso, compacto y agresivo, el bloque dirigido por Anghel Iordanescu traduce su obsesión por no perder en una colección de empates a cero goles como el registrado el 27 de marzo en el amistoso disputado en Cluj contra España.

Razvan Burleanu, un doctor en ciencias políticas que en 2014 se convirtió a los 29 años en el presidente más joven de su federación y del fútbol europeo, lucha por rehabilitar un deporte sumido desde la caída del comunismo en la corrupción y la desorganización. Su objetivo es reconstruir una selección presentable en la Eurocopa de 2020 cuando Bucarest acogerá tres partidos de la fase de grupos y un octavo de final.