Lydia Ko con el trofeo del Open de Australia
Lydia Ko con el trofeo del Open de Australia - afp
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Lydia Ko renuncia a 1,3 millones de euros

Prefiere jugar el Open de su país, donde el premio es de 200.000 euros, que los torneos profesionales de 1,5 millones

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Hablar de Lydia Ko es hacerlo de un portento de precocidad y clase. Sin tener aún la mayoría de edad (cumple los 18 años el próximo 24 de abril) se ha convertido en el golfista más joven en alcanzar el número uno mundial (hombre o mujer) y en ser una de las 100 personalidades más influyentes del ámbito deportivo, según la revista «Time». Por eso es tan importante para el golf nezolandés (aunque Lydia nació en Seúl, su familia se trasladó a Auckland cuando era pequeña y adoptó esa nacionalidad) que participe en el Abierto que se celebra esta semana en Christchurch. «Aunque parezca mentira, es mi sexta participación en este torneo y no lo cambio por nada –comenta–.

Me encanta jugar ante mi público y el apoyo que encuentro aquí no lo hallo en ninguna otra parte». Tanto es así que se ha convertido en el auténtico reclamo de la prueba y la atención mediática que concita el golf en el país estos días supera todas las previsiones. Como ejemplo hay que destacar que las tres plazas para jugar con ella en el Pro-Am se vendieron a 35.000 euros cada una. «Es sorprendente, yo no pagaría esa cantidad por jugar conmigo –bromea– pero es una buena ocasión para que la Fundación Halberg recaude fondos para ayudar a los jóvenes atletas locales».

El hecho de llegar a su país como número uno universal (lo logró el mes pasado en Florida) ha convertido su presencia en un acontecimiento nacional. «Lo cierto es que todo esto me supera un poco, porque no es muy normal que los jóvenes me digan que me admiran y que soy un modelo para ellos ¡cuando ni siquiera tengo los 18!»

Razones no les faltan a sus admiradores. De los nueve títulos profesionales que ya atesora, cuatro los obtuvo aún en su etapa amateur, en la que también fue la mejor del planeta. Después, en 2013, obtuvo una dispensa especial para dar el salto de categoría con solo 16 años y ahí empezó a sumar dinero en su cuenta corriente: fue la más joven golfista en alcanzar el millón de dólares en ganancias y, porsteriormente, los dos. Por si fuera poco, el año pasado consiguio otro «kilo» como premio por ser la primera del ranking americano sin darse cuenta. Cuando le entregaron el cheque en el último torneo, reconoció que no sabía que esa cifra estaba en juego.

Y todo, con una sonrisa permanente en sus labios (la apodan «Smiles»). Cuenta con el desparpajo suficiente para hacer las cosas por sus convicciones y no por las obligaciones de su puesto. «Sé que este torneo tiene menos premios que los del LPGA (en Tailandia juegan esta semana por 1.500.000 euros y en Nueva Zelanda por 200.000), pero intentaré no fallar nunca en mi país. Para mí es lo mejor».

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