Victorino, junto a «Hospiciano», en una imagen de 1967
Victorino, junto a «Hospiciano», en una imagen de 1967 - VICTORINOMARTIN.COM

El toro «Hospiciano» pegó nueve cornadas al ganadero Victorino Martín

El criador de bravo se salvó al meterse en un río y el astado murió a lo tres días por las heridas de otro semental

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No solo los toreros reciben cornadas. También los ganaderos. Uno de los percances de mayor gravedad lo sufrió Victorino Martín, figura de los criadores de lidia.

Verano de 1968. Dos sementales peleaban como bestias en el cercado, «Hospiciano», de nueve años, y «Carminero», de seis primaveras. Este último pegó una gran paliza al mayor, hasta dejarlo malherido. «Hospiciano» se refugió en el río Árrago y hasta allí se dirigió Victorino con su hermano Adolfo para ver cómo se encontraba. «Mi hermano Adolfo y yo quisimos echarle un vistazo antes de partir para Galapagar y fuimos en el 600 hasta donde lo habíamos visto por última vez, junto con el mayoral y el encargado, pero no lo encontramos, aunque vimos un pescador que nos gritaba algo desde la orilla opuesta del río.

El mayoral y yo nos acercamos a pie hasta la orilla y solo nos dio tiempo a escuchar que tuviéramos cuidado porque… En ese momento vimos moverse la maleza y a Hospiciano venirse contra nosotros», cuenta en el libro «Victorino por Victorino» (Espasa).

Máquina de pegar cornadas

El ganadero de Galapagar no pudo zafarse de él y el toro le abrió las carnes en decenas de pedazos ese dramático 2 de junio. «Aquello era una máquina de pegar cornadas y estaba dando salida a toda la furia contenida después de la paliza que había recibido (por el otro semental). Noté cómo el pitón entraba una y otra vez, hasta siete veces, en la parte izquierda del tronco -relata Victorino-. Pero afortunadamente no perdí el conocimiento e intenté llegar a gatas hasta la orilla del río. Allí me pegó dos cornadas más, una en el glúteo y otra en la pierna. El último empujón me lanzó al río y vi que mi única posibilidad era dejarme arrastrar por la corriente».

«Intenté llegar a gatas hasta el río. Mi única posibilidad era dejarme arrastrar por la corriente»

Con borbotones de sangre corriendo por su piel pero consciente, fue rescatado por el mayoral, que lo llevó al coche, «donde estaban mi hermano Adolfo y el encargado, que habían visto todo lo ocurrido; tardé muchos meses en curar de aquellas nueve cornadas».

Tres lunas después, «Hospiciano» murió en el río por la gravedad de las heridas sufridas en su combate con el otro semental, «Carminero».

Victorino recibiría más tarde una gran noticia: un año después, en 1969, lidió la primera corrida a su nombre en Las Ventas. Tomó 23 puyazos...

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