La Zarzuela recupera dos obras del compositor Sebastián Durón

Hace trescientos años murió el compositor español Sebastián Durón (San Juan de Brihuega, Guadalajara, 1660). Maestro de Capilla de Carlos II y Felipe V, fue llamado «el Haendel español». Para conmemorar el aniversario, el anterior director del teatro de la Zarzuela, programó dos de sus zarzuelas, «La guerra de los gigantes», ópera escénica en un acto de autor anónimo; y «El imposible mayor en amor, le vence amor», zarzuela en dos jornadas de Francisco Bances Candamo. La producción cuenta con la dirección musical de Leonardo García Alarcón y la dirección escénica de Gustavo Tambascio. La escenografía es de Ricardo Sánchez Cuerda, el vestuario de Jesús Ruiz y la iluminación de Juan Gómez Cornejo. Mercedes Arcuri, Giuseppina Brideli, Mariana Flores y Cristina Alumno son los cantantes del primer título, la primera ópera española, y que se compuso con motivo del matrimonio del Conde de Salvatierra con Doña María Leonor Dávila López de Zúñiga; y Beatriz Díaz, Javier Galán y Lucía Martín interpretan la segunda pieza.

García Alarcón, argentino residente en Ginebra, es el director de Cappella Mediterránea, que con el Coro del Teatro de la Zarzuela interpreta las dos obras. «Es maravillosa la escritura para la orquesta -dice el músico de «La guerra de los gigantes, en palabras recogidas por Efe-. Es un estilo de un gran combate entre diferentes fuerzas del universo, titanes y gigantes que combaten a Júpiter. Es increíble imaginar que en esa época había música de este tipo. Muchos musicólogos no han reparado en ella, ha pasado desapercibida, olvidada, y creo que hay que otorgarle a la ópera española el lugar que merece». Durón, detalla, es uno de los primeros músicos que empezó a escribir música con el estilo de la ópera italiana y fue muy criticado por «haber introducido ese virus» en España.

Además de en las Cortes de Carlos II y Felipe V, Sebastián Durón fue ayudante del organista Andrés de Sola en La Seo de Zaragoza, y posteriormente organista en la Catedral de Palencia. En sus últimos años, se vio obligado a exiliarse en Francia. Sus últimos días los pasó en Cambo-les-Bains, localidad en la que falleció el 3 de agosto de 1716, seguramente aquejado de tuberculosis.