David Wagner, autor de «De qué color es Berlín», una de las novedades de literatura alemana actual
David Wagner, autor de «De qué color es Berlín», una de las novedades de literatura alemana actual
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Literatura en lengua alemana, un paseo a orillas del Spree

La literatura en lengua alemana (Alemania, Austria y Suiza) es muy útil para entender la historia y el presente. He aquí un repaso por sus títulos recientes traducidos al español

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Carmen G. de la Cueva

«El acto de caminar ha cobrado autonomía», escribe David Wagner (Andernach, 1971), «y ya no estoy nada seguro de si soy yo mismo, si de verdad soy yo quien va poniendo un pie delante del otro». En «De qué color es Berlín» (Errata Naturae, 2017), el escritor se pasea por la capital alemana como un «flâneur» contemporáneo: sus pies interrumpen la actividad cuando alguien se acerca para, poco después, recuperar el ritmo de nuevo, ese ritmo del paseante solitario que atraviesa la ciudad o que se deja atravesar por la misma. Wagner sigue el camino que iniciaron autores como Franz Hessel (Stettin, 1880-Sanary-sur-Mer, 1941): «La prisa de los demás te rodea, es como bañarse donde rompen las olas».

Entre Hessel y Wagner hay casi un siglo de diferencia y, por muy hábil que uno sea moviéndose por las intrincadas callejuelas de la lengua alemana, es difícil aproximarse a las orillas de su literatura contemporánea.

Fértil y premiada

Una de esas «flâneur» que se ha recorrido como nadie la narrativa en alemán para guiar a los lectores en español es la crítica y traductora Cecilia Dreymüller (Eifel, Alemania, 1962). En su ensayo «Incisiones. Panorama crítico de la narrativa en lengua alemana desde 1945» (Galaxia Gutenberg, 2008) reconstruye en profundidad una perspectiva de la literatura en alemán desde Wolfgang Koeppen hasta Josef Winkler, pasando por Peter Handke y W. G. Sebald. En los setenta años transcurridos desde el final de la II Guerra Mundial, la literatura alemana ha sido muy fértil y reconocida con seis premios Nobel: Nelly Sachs, Heinrich Böll, Elias Canetti, G. Grass, Elfriede Jelinek y Herta Müller. Dreymüller escribió este ensayo con la intención de averiguar «qué nos explican los libros de ficción de sus lectores contemporáneos, y qué pueden decir a los lectores de ahora». Los escritores de los países de habla alemana (Alemania, Austria y Suiza) han reflejado, como explica Dreymüller, los procesos de transformación de la sociedad desde el inicio de la Guerra Fría hasta la presidencia europea de la Alemania reunificada. Su literatura se ha caracterizado por la voluntad de discutir cuestiones de conciencia moral y política. Pero, ¿dónde está hoy la literatura alemana?

La literatura alemana actual está más viva que nunca y goza de un enorme reconocimiento

El escritor y traductor argentino Patricio Pron (Rosario, 1975) considera que «la literatura alemana es una de las más pujantes y ricas de Europa, y no lo es solo por su tradición, sino también (y particularmente) por la existencia de un puñado de instituciones sin las cuales toda literatura nacional tiende a agotarse en una sucesión de esfuerzos individuales: programas públicos y privados de apoyo a la escritura; premios de distinto rango y alcance; una fiscalidad adecuada a las particularidades del trabajo de escritores, traductores, periodistas autónomos, correctores, etcétera; un panorama editorial escasamente concentrado; muy buena prensa cultural; una red de "Literaturhäuser", un puñado de cadenas libreras cuya existencia no pone en peligro la de las librerías independientes y/o especializadas, un público lector entusiasta y dispuesto a pagar por lo que lee, etcétera».

Editoriales independientes

Dreymüller, sin embargo, se muestra más crítica y afirma que el ambiente de efervescencia cultural y el ingente número de novedades narrativas no atestigua tanto un florecimiento literario como el buen funcionamiento de talleres, ayudas y premios con los que en los países de habla alemana se fomenta la escritura creativa, que de este modo se ha convertido en un sustancioso medio de vida para determinados autores, y en una inversión rentable para algunas editoriales.

¿Qué queda de la literatura alemana cuando es sometida a las dinámicas del mercado? «Si antes las editoriales seguían título a título la trayectoria de un autor», cuenta Dreymüller, «ahora picotean aquí y allá, según las posibilidades de venta. Un soberano desconocimiento impide el descubrimiento de escritores de peso o simplemente el seguimiento constante de los imprescindibles». Para Pron, «el resultado es una literatura especialmente compleja y diversificada (en no menor medida porque se produce en tres países con agendas nacionales bastante distintas) que los editores españoles presentan a sus lectores en la medida de sus posibilidades y articulándola sobre las expectativas de éstos acerca de lo que literatura alemana supuestamente sería en la actualidad».

Son las editoriales independientes las que toman el relevo -alentadas por un interés personal casi siempre- y se arriesgan a traducir y publicar autores que están más allá de los criterios comerciales o «las viejas glorias». Una de ellas es Errata Naturae, que cuenta en su catálogo con títulos como «Paseos por Berlín» o «Berlín secreto» de Franz Hessel, «Tú no eres como otras madres» de Angelika Schrobsdorff, «Regreso a Berlín» de Verna B. Carleton o «Buenos días, guapa» de Maxie Wander. A propósito del estado de la traducción de literatura en alemán en España, Irene Antón, de Errata, afirma que «hay excelentes traductores y siempre ha habido una tradición en España de atención a los grandes textos alemanes muy relevante (recordemos el papel de Alianza, y Galaxia Gutenberg), pero durante los últimos años, además, con el nacimiento de nuevas editoriales, se van descubriendo joyas inéditas hasta ahora».

Fatídicos críticos

Alpha Decay es otra de esas editoriales independientes que tienen la mirada puesta en lo que se escribe en alemán. Hace unos años publicaron «Confluencias. Antología de la mejor narrativa alemana actual», con selección y prólogo de Cecilia Dreymüller (Alpha Decay, 2014), donde se ofrece un panorama actualizado hasta autores de la generación de los setenta, como David Wagner o Xaver Bayer.

Dreymüller se sirve de una proclama que el escritor Hans Magnus Enzensberger hizo en 1968 advirtiendo de la muerte de la literatura alemana para recordar que cada década ha contado con sus fatídicos críticos, pero que «la literatura alemana actual está más viva que nunca y parece seguir gozando de un enorme reconocimiento». Así lo demuestra Pron cuando recomienda a Clemens J. Setz (Graz, Austria, 1982): «Solo la habitual incomunicación entre las escenas literarias española y germanohablante (y los malentendidos que se derivan de ésta) explica por qué Setz, uno de los escritores europeos más importantes de su generación, no ha sido publicado en español hasta la fecha».

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