El nuevo Museo Latino de Estados Unidos reduce a España a la peor cara de la colonización

La exposición '¡Presente! Una historia latina de EE.UU.' es la primera de una institución que no tendrá su propio edificio en una década

Detalle del cuadro 'De español y negra, mulata', cedido por el Museo de América
David Alandete

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Un pequeño cuadro ha viajado los 6.000 kilómetros que separan Madrid de Washington para estar colgado en la que es desde este 15 de junio la primera exposición del que será el Museo Nacional del Latino Estadounidense en Washington. De entre todos los puntos de unión del legado compartido, y de la participación española en la comunidad hispana norteamericana, se destaca 'De español y negra, mulata', pintado a finales del XVII en México dentro del género de 'pintura de casta'. Fue ese género una moda en el Virreinato de Nueva España, retratos familiares que representaban el fruto de las relaciones entre blancos, nativos y africanos en los que se clasificaba a la población de forma ordenada y de acuerdo a procedencia. Ha sido cedido por el Museo de América español.

En la muestra seminal '¡Presente! Una historia latina de EE.UU.' los gerentes del museo quieren reunir, a modo de síntesis, lo que consideran conceptos, momentos y biografías clave del legado histórico y cultural de los latinos en EE.UU. La presencia española queda destacada en dos puntos separados de esa historia: el legado de colonización y esclavitud y la guerra de Cuba. Para el comisario de la exposición, Ranald Woodaman , el motivo es «mostrar que la colonización en realidad no fue un proceso benigno, sino que tenía que ver con, en principio, una explotación de recursos naturales y humanos». Woodaman explica que esta nueva exposición nace de una encuesta realizada entre visitantes del Museo de Historia Americana, que dijeron desconocer más elementos del pasado colonial aparte de los anglosajones.

De momento el Museo Nacional del Latino Estadounidense nace en una pequeña galería de unos 420 metros cuadrados dentro del Museo Nacional de Historia Americana, ya que recientemente ha sido autorizado por el Capitolio, en diciembre de 2020. Los gerentes del museo creen que éste aún tardará una década en tener su edificio, que de momento no se sabe si estará en el afamado National Mall, un parque nacional en una gigantesca explanada en el corazón de Washington, flanqueado por el Capitolio, la Casa Blanca y los monumentos a Lincoln y Jefferson. De momento ya tiene equipo directivo, que también busca financiación para su construcción y adquisición de objetos históricos y artísticos.

El director del museo, Jorge Zamanillo , asegura que este reflejará a la comunidad latina entendida como «una comunidad muy diversa, que son muchas nacionalidades diferentes que viven aquí en EE.UU., con cosas en común como la cultura, el arte, la música y también la historia de cómo llegamos aquí y los esfuerzos para ser independiente». Preguntado por la contribución de los inmigrantes españoles a EE.UU., Zamanillo afirma: «El museo es más sobre latinos en EE.UU., la persona que vive aquí… Cómo los latinos han vivido aquí en EE.UU., qué es lo que tenemos en común la culturas latinas aquí en EE.UU., no fuera de EE.UU.».

En 2020, en plena oleada de protesta racial por el homicidio policial de George Floyd , los manifestantes abatieron y pintaron no sólo estatuas conectadas con el pasado colonial o esclavista, como las de Cristóbal Colón o el conquistador Juan de Oñate, sino también de Miguel de Cervantes y Don Quijote. Preguntado por esos casos, y la influencia de autores como Cervantes en la literatura norteamericana, Zamanillo afirma que en futuras exposiciones el museo tratará de desmontar también mitos. «Un museo puede explicar esas conexiones e historias porque hay mucha ignorancia, como si una persona tiene una estatua y por ser español se cree que es una persona mala», afirma.

De momento, en esta exposición sí tienen un lugar destacado las diferentes oleadas de migración latinoamericana a EE.UU., incluidas la vida en la frontera, la crisis de los balseros cubanos y el estilo de vida portorriqueño en Nueva York. Hay en exhibición desde valiosos retablos como el del Santo Niño de Atocha, pintado en Santa Fe en el XIX hasta un vestido original de la venezolana Carolina Herrera . El visitante se encuentra incluso una de las balsas empleadas para huir de Cuba en los 90, que llama la atención por su pequeñez. Sin embargo, lo que más visitantes atrajo era un despampanante vestido rumbero de Celia Cruz decorado con la bandera cubana.

El foco en el esclavismo

Aunque el imperio español participó poco en el comercio de esclavos por su poca presencia en África, sí fue cliente indispensable de quienes vivieron de éste, sobre todo de Gran Bretaña, y de hecho fue junto con Brasil uno de los últimos poderes atlánticos en prohibir la esclavitud como tal, muy arraigada sobre todo en Puerto Rico y Cuba. Esa es la realidad reflejada y destacada en la exposición '¡Presente! Una historia latina de EE.UU.' .

En esta exposición se afirma que «la colonización española convirtió a los españoles y a otros europeos de religión católica en una minoría privilegiada en lugares donde había una mayoría de comunidades negras, indígenas y mestizas». Añade que «quizás sea imposible establecer cuántos millones de personas murieron debido a las nuevas enfermedades y a los traumas de la colonización».

La exposición como tal refleja en el apartado dedicado a la guerra de Cuba el cambio de un poder por otro, cuando irrumpe «el imperialismo estadounidense», con «la toma de Filipinas, Hawái, Puerto Rico y Cuba por parte de EE.UU.». También se refiere a la doctrina Monroe, con la que Washington se atribuyó el resto del continente americano como territorio de influencia propio, en el que podía interferir.

Según Eduardo Díaz , subdirector del museo, esta primera exposición «trata de explicar lo profundo de las contribuciones de nuestra comunidad en, literalmente, crear este país de EE.UU. e impactar su cultura nacional. La historia que nosotros tenemos en lo que hoy se llama EE.UU. es muy larga. Entonces nos hizo hacer decisiones muy difíciles. ¿Qué queda? ¿Qué no queda? Lo bueno es que va a haber otras exhibiciones antes de la apertura del nuevo museo y vamos a tener la oportunidad de contar más».

Para Díaz, esta exhibición «trata de la comunidad latino-estadounidense, ni de la comunidad latinoamericana, ni de la española». «Nosotros somos 60 millones de personas en este país con una larga historia y una rica cultura. Así que se trata de esa experiencia, aunque sí tengamos piezas de España», añade.

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