Coppola, a su llegada a Asturias
Coppola, a su llegada a Asturias - efe

Francis Ford Coppola: «He perdido mucho dinero por hacer el cine que quería, y volvería a hacerlo»

El cineasta, premio Princesa de Asturias de las Artes, protagonizó ayer una maratoniana jornada

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Francis Ford Coppola (Detroit, 1939) llegó el miércoles por la tarde a Oviedo y fue recibido, en el hotel Reconquista, con la tradicional banda de gaitas que espera, con gustosa paciencia, la llegada de todos los premiados. En un gesto espontáneo, los gaiteros empezaron a tocar la canción principal de la banda sonora de «El Padrino», ya instalada en la memoria de todos. Coppola agradeció el detalle y hasta se animó a bailar, tímidamente, al son del tema de Nino Rota. Era sólo el preámbulo de unas jornadas muy especiales que se cerrarán hoy con la ceremonia en la que Don Felipe entregará al cineasta el premio Princesa de Asturias de las Artes 2015.

Pese a que Coppola no ha concedido ninguna entrevista a los medios durante su presencia en Asturias, ayer fue un día muy especial para la prensa, que esperaba, casi ansiosa, el encuentro con el premiado más glamuroso de esta edición, ante la ausencia, precipitada, de los hermanos Gasol.

«¿Voy a hacerles preguntas a ustedes o ustedes a mí? Porque estoy interesado en todo: cine, vinos, comida, televisión… Es un error llamarles televisión y cine, porque es lo mismo ya… Literatura, juventud… Me interesa todo», advirtió Coppola nada más entrar en la sala de prensa. Vestía un impoluto traje de chaqueta gris, corbata blanca y un calcetín amarillo y otro rojo (los guiños al guiño patriótico son opcionales).

Afable, descansado y con muchas ganas de hablar, el director, ganador de cinco Oscar, no tuvo problemas (a sus 76 años y con su trayectoria no se entendería lo contrario) en decir que Hollywood «no existe como tal. Ni Spielberg, ni yo ni ninguno de mis amigos entramos en el cine para ganar dinero, sino para disfrutar y aprender. En los años cincuenta, Hollywood era más flexible, hacían películas hermosas y emotivas». Quizás por esa nostalgia de lo aprendido, y lo mucho dirigido, Coppola considera que el cine actual «necesita experimentación y riesgo si quiere avanzar hacia el futuro». El estadounidense sabe que los estudios tienen aversión al riesgo (durante el rodaje de «El Padrino» era despedido cada semana porque los productores consideraban que la película era muy lenta), pero es consciente de que sólo a través del riesgo puede llegar a conseguirse una «obra de arte fantástica». «El cine es mágico. El dinero no es difícil de conseguir si uno es listo, pero el cine es otra cosa», remató, sin complejos.

Cine independiente

El premiado no quiso hablar de los proyectos que tiene en mente o en marcha («deja el motor sin energía y cuando me pongo a trabajar tengo menos motivación», se excusó), pero sí aseguró, con firmeza, que «las películas independientes y el mundo que las rodea es lo más interesante del panorama actual». Por eso debemos mirar a los directores que quieren ser personales (Sarah Polley o Steven Soderbergh fueron algunos de los nombres que mencionó a lo largo de la jornada). «He perdido grandes cantidades de dinero por hacer las películas que quería, y volvería a hacerlo hoy, porque eran mis películas». Ese carácter, optimista y creativo, hace que Coppola afronte el futuro con ilusión, a sabiendas de que «son tiempos difíciles, pero el futuro siempre es positivo».

Tiempos difíciles como los que les ha tocado vivir a los refugiados sirios. El cineasta estadounidense estuvo en Siria hace un tiempo y volvió fascinado con Palmira y con Alepo. «Es algo que destroza el corazón. Lo que está pasando es demasiado, el mundo no puede permitir esas cosas», advirtió sobre la crisis de los refugiados. Aunque no le interesa la política, ni la polémica, sí tuvo palabras para la corrupción, esa «enfermedad a la que no se puede sobrevivir, con la que hay que acabar». Pero ¿cómo, señor Coppola? «La corrupción es una forma de mentira y la mentira permite a un país grande bombardear a otro porque dice que son terroristas… Hasta que digamos la verdad. La solución para las sociedades sólo puede venir de la honestidad, de la creatividad, de la belleza, de la sinceridad».

Es palabra de «El Padrino» del cine contemporáneo, a cuyos realizadores, los jóvenes que construirán el futuro que a él tanto le ilusiona, exhortó a decir la verdad. Lo hizo, a media tarde, en un encuentro en el café Dindurra de Gijón al que acudieron un centenar de promesas del cine español. Una clase magistral en la que el estadounidense quiso dejar claro que el futuro de la industria pasa por los guiones, el documental y el cine en vivo. «¡Podemos hacer lo que queramos!», dijo, al borde del grito, con una vehemencia admirable en quien ya lo ha conseguido todo. «El futuro del cine no es en 3D, porque el cine es algo demasiado grande y maravilloso», remató.

Reinventarse a sí mismo

El cineasta sorprendió al asegurar que «El Padrino» no era «un proyecto que quisiera hacer especialmente y, sin embargo, me dio dinero». Y es que, según Coppola, «un cineasta no puede competir con sus películas anteriores». El secreto está en «reinventarte a ti mismo y ser siempre un joven cineasta». Por eso las películas «son milagros» y, al verlas, «uno aprende». Sobre todo si están dirigidas por Francis Ford Coppola. Bien lo sabe Doña Letizia, gran aficionada al cine, y que ayer no quiso perderse el encuentro que mantuvo con el público al terminar su «café» con los jóvenes realizadores. En un gesto poco habitual, la Reina acudió al teatro Jovellanos, donde sus paisanos habían agotado las 750 entradas puestas a su disposición por la Fundación. El director Rodrigo Cortés, con quien mantuvo una charla en público; la actriz Maribel Verdú y el músico Carlos Núñez completaron el reparto de un guión que ni el propio Coppola habría soñado.

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