El presidente de la Fundación Botín, Javier Botín, durante la presentación del libro
El presidente de la Fundación Botín, Javier Botín, durante la presentación del libro - ABC

La Fundación Botín hace balance de su programa de mecenazgo científico

Javier Botín presenta el libro «28 historias de ciencia e innovación biomédica en España», un recorrido por los laboratorios de algunos de los científicos más relevantes del país que han recibido su apoyo

MADRID Actualizado: Guardar
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La Fundación Botín presentó ayer el libro «28 historias de ciencia e innovación biomédica en España», una publicación que recoge el trabajo de los investigadores que han recibido el apoyo de la fundación. Esas historias son también las de la ciencia española más competitiva y tienen como protagonistas a científicos tan destacados como Carlos López Otín, Juan Bueren, María Blasco, Eugenio Santos o López Barneo. El libro es un homenaje a su lucha por generar conocimiento, pero sus éxitos son también los del mecenazgo de la Fundación Botín y su programa de Transferencia Tecnológica con el que los investigadores han transformado su talento en desarrollo y empleo. Este programa se ha consolidado como uno de los de mayor éxito en nuestro país.

El banquero Emilio Botín fue pionero en la apoyar la investigación científica desde la empresa privada y apostó por proyectos que pudieran aportar beneficios en el área de la salud. Ese impulso ha seguido vivo en la Fundación Botín con la única obsesión de trabajar mano a mano con algunos de los mejores científicos para ayudarles en lo que la ciencia española fallaba: convertir el conocimiento, sus hallazgos de laboratorio en riqueza.

Cuatro empresas y 47 patentes

El programa de Transferencia Tecnológica de Botín no es solo una buena idea. Ya se ha materializado en 47 patentes, 27 acuerdos de licencia y cuatro nuevas empresas (una de ellas está a punto ver la luz) que han contribuido a generar el empleo directo de 447 jóvenes investigadores y técnicos de laboratorio, recordó ayer su hijo, Javier Botín, actual presidente de la fundación durante la presentación del libro. Y solo es el principio. «Tenemos la oportunidad y el reto de transformar un magnífico nivel de producción científica en riqueza económica y social». En su opinión, ningún país puede aspirar al avance económico «sin contribuir al progreso científico. La ciencia tiene valor, no es un gasto es una inversión y quizá no hemos sabido transmitírselo a la sociedad».

Frente a él estaban algunos de esos científicos que están protagonizando esa cultura de la transformación. Durante el acto, la palabra que más se escuchó fue «gracias». Desde la Fundación a los investigadores, «por su compromiso», y desde el otro lado por el «apoyo recibido».

Apoyo público-privado

Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, también agradeció a la Fundación Botín su apuesta por sumar esfuerzos y reivindicó el valor de la filantropía. «La ciencia y la generación de conocimiento requiere recursos y ni el sector privado ni el público puede hacerlo en solitario. Debemos sumar esfuerzos», dijo. Vela no aludió a los recortes que ha sufrido el presupuesto de Ciencia y pasó de puntillas por otros grandes males de la investigación, desde los problemas de los cambios de la poítica científica a la rigidez del mundo académico.

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