tribuna abierta

Cien días después

Después de 100 días la llamada revolución de Colau se resume en una palabra: parálisis

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El pasado 20 de septiembre, Ada Colau cumplía cien días como alcaldesa de Barcelona, tiempo suficiente para comprobar que Barcelona tiene una situación de no gobierno. No se toman decisiones y lo único que es capaz de hacer Colau es paralizarlo todo. Además cuando Colau toma decisiones, lo hace desde el esperpento, la gesticulación, sin acordarse de que su gobierno municipal cuenta con la minoría más absoluta que nunca antes se había visto en el Ayuntamiento de Barcelona, con tan solo 11 concejales de un total de 41.

La alcaldesa no cumple con su obligación de gobernar, y no es debido a un problema de mayorías, sino a la incapacidad de presentar nuevos proyectos encima de la mesa. El ayuntamiento debería gobernarse desde la Gaceta Municipal y Boletín Oficial de la Provincia, ya que son las herramientas indicadas para ello, pero cuando no hay acuerdos de gobierno, los únicos anuncios que Colau puede hacer, es la gesticulación continua a través de redes sociales como twitter y facebook.

Un resumen de 100 días caracterizados por una larga lista de proyectos parados por el nuevo gobierno municipal de Colau. Una moratoria turística sin definir, que al final puede salir muy cara a Barcelona. Se ha detenido la construcción de nuevos hoteles en la ciudad, sin valorar las consecuencias económicas que supondrá para las arcas municipales. De momento, la primera victima ha sido el proyecto del edificio del Deutsche Bank, esta operación ha supuesto perder una inversión de 195 millones de euros, equipamientos para la ciudad y 400 puestos de trabajo nuevos. Lo que debía ser un hotel de referencia que aportaría nueva actividad económica, ahora con la moratoria de Colau se convertirá en pisos de lujo.

Sin duda, el gobierno de Colau se ha convertido en un tapón para la economía de Barcelona. La lista de paralizaciones es interminable, desde parar la red ortogonal de bus a la renuncia a los Juegos Olímpicos de invierno de 2026, pasando por proyectos urbanísticos paralizados como, el Plan especial de la Rambla, el soterramiento de la Roda de Dalt, el Plan de usos de Gràcia, el derribo de la Modelo o el cierre definitivo de la prisión de la Trinitat.

Los complejos de Colau para gobernar nos han llevado a problemas de seguridad y convivencia, estos se han visto agravados por la difícil situación de los manteros y la venta ilegal. Una vez más, la alcaldesa ha sido incapaz de dar una respuesta contúndete para parar este problema que supone un enorme perjuicio a la imagen y el comercio de la ciudad.

Todo son gesticulaciones con Colau, se hace la foto viajando en el metro pero luego va en coche oficial, retira el busto de Juan Carlos I del Ayuntamiento, incumpliendo con la ley, solo para aparecer en la foto al día siguiente. Y después de cuatro meses en el cargo es incapaz de aprobar una sola medida tangible en el primer pleno municipal. En resumen, después de 100 días la llamada revolución de Colau se resume en una palabra: parálisis.

Alberto Fernández es presidente del grupo municipal del PP en Barcelona

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