Cádiz CF

Los cuatro golpes de timón del presidente

Manuel Vizcaíno ha demostrado tener una gran eficacia cada vez que ha decidido dar un relevo en el banquillo

Durante los nueve años que lleva al frente de la entidad amarilla ha tenido sólo a cinco entrenadores

Manuel Vizcaíno, en la sala de prensa de Carranza.

Alfonso Carbonell

Al presidente Manuel Vizcaíno se le podrán reprochar muchas cosas, o no tantas, la verdad, pero donde se ha ganado con creces quedar fuera de toda duda, además de en ser un gran gestor, es a la hora de tomar decisión puramente deportivas. Las cosas como son.

Ya se ha dicho, lo ha dicho él, que no cree en la figura del director deportivo y quien más quien menos sabe que es el sevillano el que pincha y corta como máximo responsable que es de la entidad cada vez que hay que tomar una decisión de gran calado a nivel deportivo.

Fue en sus años con Pina, que tenía la firma deportiva, donde menos decisiones tomó al amparo de Juan Carlos Cordero, que tampoco le fue mal aunque todo se desarrolló bajo la batuta de Cervera . Sin embargo, antes de ello, la tensión que mantuvo y mantiene con el murciano le hizo bajar del palco al vestuario para tomar una decisión crucial para que el Cádiz lograse el ascenso a Segunda de la mano de Álvaro Cervera, con quien siempre se llevó fatal pero al que fichó y más tarde renovó a precio de oro.

Pero vayamos a sus principios. A lo largo de su etapa en el Cádiz, que va ya para nueve años, ha tenido hasta cuatro golpes de timón que en cierta manera beneficiaron a los intereses deportivos del Cádiz.

Raúl Agné fue el primer entrenador al que destituyó Vizcaíno.

Cuando llegó al frente de Locos por el Balón se encontró a Raúl Agné, que era el entrenador al que Alessandro Gaucci se entregó para darle algo de credibilidad a un proyecto que había tenido a cada cual, peor. Primero fue Monteagudo, después el añorado Ramón Blanco. El primero hundió la nave y el segundo no la pudo reflotar con tres partidos y tres severas derrotas. Esto hizo que finalmente, el grupo deudor italiano concentrase toda su visión deportiva en un entrenador que cobraba mucho para la categoría en la que se estaba y aportaba más bien poco. De hecho, ese Cádiz de Agné salvó de aquella manera la categoría y a la siguiente campaña solo ganaba por castigo en casa mientras que a domicilio era una mayúsculo desastre. Tan desastre que se iba quedando fuera de los play off a pesar de los refuerzos que le trajeron Pina y Vizcaíno. El caso es que al entrenador de Mequinenza no había quien lo echara a pesar de que llevaba al equipo al abismo. Y así, con un constante tira y afloja con los administradores concursales, que no podían aprobar ni el despido ni el correspondiente finiquito, el Cádiz iba a la deriva hasta que por fin Vizcaíno pudo convencerles argumentando que iban a ser más las ganancias que las pérdidas. Y efectivamente, se pudo destituir a Agné y se hizo traer al gaditano Antonio Calderòn, que en una ‘liga’ de ocho partidos consiguió meter al Cádiz en el play off no sin la ayuda de una victoria del Melilla contra el Guadalajara que arregló un frustrante empate a tres del Cádiz en el Nuevo Los Cármenes ante el Granada B presidido por Quique Pina.

Finalmente se consiguió despedir a Agné y el Cádiz se metió en el play off con tan mala suerte de caer en el descuento del partido de vuelta en Hospitalet tras un gol de Juan Villar en los minutos finales que fue remontado en el descuento para tragedia de un cadismo que ese día quedó sepultado.

Antonio Calderón fue el primer entrenador elegido por Vizcaíno en el Cádiz, donde también fue director deportivo en esa época Jorge Cordero, que estuvo hasta la ruptura con Pina.

Sin embargo, Vizcaíno vino con fuerzas y era el único en Hospitalet que veía las cosas con optimismo. Junto a Pina, hizo un Cádiz CF de ensueño para el grupo IV y mantuvo a Calderón en el cargo hasta que tuvo que destituirlo puesto que el equipo no terminaba de despegar siendo un galáctico en la Segunda B. No se equivocó. Al gaditano lo sustituyó Claudio Barragán , que en cuanto llegó comenzo a lanzar al equipo hacia arriba hasta hacerlo campeón de grupo sin despeinarse. No obstante, la cabezonería de Claudio por jugar con dos delanteros en casa (Airam y Jona) motivó que en ese ‘play off’ de ascenso de campeones se perdiera en el partido de vuelta en Carranza tras empatar en el Tartiere en una gran partido y con solo un delantero (Jona) y un mediapunta (FranMachado). Tras el Oviedo, llegó el Hércules, al que se le venció con ayuda arbitral y más tarde el Bilbao Athletic, que en la ida sentenció.

Claudio relevó en el cargo a Calderón y vino con Alfredo como segundo.

De nuevo varapalo para el cadismo, que vería como se mantendría a Claudio para el año siguiente, el primero donde se da la primera ruptura Vizcaíno-Pina. Claudio tenía al equipo metido en ‘play off’ pero daba las peores sensaciones. Tan malas, que a falta de cuatro jornadas Vizcaíno vuelve a dar un nuevo golpe de timón, el más importante para la entidad en muchos años. El sevillano destituye a Claudio y se trae a un señor con pinta de catequista que lo primero que hace es perder en casa frente al Mérida con un golazo del excadista Aitor García.

Esas cuatro jornadas finales de la liga regular

Cervera estuvo seis años y llegó con Enrique como secretario técnico.

apenas encauzan el barco y la gente se echa las manos a la cabeza puesto que Cervera más que un revulsivo parecía un enterrador . La última jornada en Jaén nadie ve el partido pero los amarillos ganan con un gol de Salvi ‘made in Cervera’. Algo ha pasado pero nadie lo ve. Llega el primer partido de ‘play offp en casa ante el Racing de Ferrol y el gafa saca un once de lo más defensivo. Se empata sin goles y en A Malata se comienza a escribir un sueño real de seis años que lleva al conjunto gaditano a la Liga de las estrellas.Y todo por un golpe de timón de un presidente al que le tocaba dar uno más muchos años después de ese milagroso ascenso en el Rico Pérez de Alicante.

Tuvieron que pasar seis años para que Manuel Vizcaíno -ya sin la sombra de Quique Pina- tuviera que arremangarse la camisa y volver a tomar mando en plaza. Ya en Primera, veía como el ídolo de la afición había perdido la conexión con el vestuario y el equipo se iba a Segunda de manera irremediable. Pasaban las jornadas y el Cádiz era un dolor verlo jugar. Y para colmo, en esta ocasión no llegaban ni los resultados. Las gradas de Carranza se iban despoblando por días y una derrota sin alma en Pamplona precipita por fin lo que tuvo que haber sucedido mucho antes. Vizcaíno baja al albero, se quita el paragüas de Cervera y hace todo lo posible por salvar la situación. Y vamos si la salva. Firma en un día a Sergio González, ficha a petición de él y salva al club. Chapó .

Sergio es el último proyecto de Vizcaíno
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