Economia

Pocos... ¿y bien avenidos?

Telefónica encabeza una serie de actuaciones que ya han movido más de 57.000 millones de euros este año, la mayor cifra del presente siglo El desarrollo tecnológico, los altos costes y el excesivo número de operadores anticipan una oleada de fusiones en la UE

MADRID. Actualizado: Guardar
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Demasiados comensales para una misma mesa cada vez más globalizada, y a la que también se ha ido apuntando un número creciente de invitados. Es el planteamiento y, al tiempo, conclusión en la que coinciden operadoras, expertos del sector de las telecomunicaciones, analistas de mercados y hasta la Comisión Europea. Hablamos de una actividad que apenas supone el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE pese a los intentos de Bruselas por elevar su peso y que lleva meses en plena ebullición corporativa.

El problema es que la pretendida liberalización del mercado de las 'telecos' dista aún de ser tan amplia como se dijo en un principio. Y no solo en Europa, donde el despacho del comisario de Competencia, Joaquín Almunia, alberga aún varios expedientes de peso pendientes de resolución. Es el caso, por ejemplo, de las últimas operaciones protagonizadas por Telefónica: la venta de su filial irlandesa por 850 millones de euros al grupo Hutchison, con sede en Hong Kong y un claro afán por asentarse en Europa -empezando por países pequeños como el antiguo 'Tigre Celta' y Austria-; la compra de E-Plus, la filial alemana de KPN, por 4.140 millones; y el reciente traspaso de su filial checa por otros 2.467 millones.

También en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica -sobre todo Brasil, Argentina y México- existen claras restricciones en los movimientos corporativos de concentración del mercado, sobre todo si los protagoniza una operador extranjero que puede adquirir una posición dominante. Por eso, desde las operadoras europeas se insta a Bruselas a que agilice el paquete normativo relativo al mercado único de las 'telecos', previsto para la próxima primavera.

Es la respuesta que han dado a la comisaria de Telecomunicaciones, Neelie Kroes, cuando ha defendido las bondades de la Agenda Digital y les ha instado a adaptarse a unos nuevos tiempos que les traerán menos ingresos si no cambian sus «anticuados» modelos de negocio. Su obsesión son las inversiones en infraestructuras, pues apenas el 2% de los ciudadanos de la UE tiene acceso a internet a una velocidad superior a 10 megabites, lo que reduce las posibilidades comerciales que se ofrecen a través de los móviles.

Crear economías de escala

Sin embargo, sin grandes grupos en el sector no serán posibles esas inversiones multimillonarias que se precisan para no ir por detrás del desarrollo tecnológico -la expansión del 4G va todavía muy lenta en la UE-, replican las compañías. Javier Busquets, profesor de Sistemas de Información de ESADE, refrenda su discurso: los operadores «tienen que crear economías de escala para ahorrar costes ya que se mueven en un sector muy intensivo en capital». Es decir, que «necesitan inversiones altas y un período de amortización elevado», lo que implica por extensión «muchos clientes y mucho tiempo».

Su colega Josep Valor, profesor de lESE y destacado experto en telecomunicaciones, respalda también esa tesis: «Han de apostar por la concentración para reducir costes». Y es que en la Unión Europea existen más de medio centenar de operadores en la actualidad, frente a los cinco que se mueven en Estados Unidos. El resultado es que gigantes norteamericanos como AT&Ty Verizon están en disposición de iniciar ya su asalto a Europa. Ya ha habido 'globos sonda' en este sentido en los últimos meses, que sirvieron para que Telefónica o Vodafone, las dos grandes europeas, repuntarán en la Bolsa.

En 2014, no obstante, estos movimientos pueden ser más que meras 'señales de humo'. En ello coinciden dos analistas bursátiles que conocen bien el sector, Andrés Bolumburu, del Banco Sabadell, y Daniel Pingarron, de IG Mercados. En cualquier caso, el primero ve más factibles movimientos corporativos protagonizados por América Móvil (la operadora del multimillonario mexicano Carlos Slim), tras el fiasco de su pretendida OPA sobre la holandesa KPN o, ya dentro de Europa, por Vodafone y France Telecom.

Y es que si alguien se está moviendo mucho en los últimos meses esa es su gran rival, Telefónica. Más de la mitad del dinero que ha cambiado de manos en 2013 en procesos de fusiones entre 'telecos' europeas, por un total de 57.000 millones de euros -la mayor cifra del siglo-, ha tenido como protagonista al grupo que preside César Alierta.

El peso de la deuda

La operadora española ha estado claramente presionada por una deuda aún muy elevada -44.634 millones de euros al cierre del tercer trimestre-, si bien ha logrado reducirla en casi 13.700 millones en el último año y medio para dejarla en los niveles de 2008, es decir, anteriores a la crisis. Desde la compañía se subraya que el mercado ha sabido valorar ese hecho «y ya no nos empuja tanto». Empiezan, apuntan, a ver bien la letra pequeña de sus operaciones corporativas, «las sinergias que nos ofrecen esas inversiones».

Claro que Telefónica ya no es sólo compradora, también vende. «En el equilibrio está la virtud», apunta Bolumburu, quien cree en cualquier caso que la compañía «está obligada a elegir muy bien sus tiros». Los próximos parecen apuntar a Latinoamérica. En México, según fuentes del mercado, estudia «posibles alianzas» con Televisa y Megacable Holdings para hacer frente a la hegemonía de Slim. Una compra se antoja más complicada, aunque ya se habla del grupo local Lusacell.

En Brasil, «un mercado muy atractivo para nosotros» -reconocen en la operadora española-, su presencia actual a través de la filial Vivó dificultaría una eventual fusión con TIM, controlada por Telecom Italia, de la que ya es accionista de peso la propia Telefónica. Complicado movimiento en esa tesitura, pero no imposible, sobre todo para un grupo que se plantea sacar a Bolsa su división más exitosa, la de Latinoamérica, que supone la mitad (51%) de los ingresos e inversiones del grupo.