PAN Y CIRCO

BERMÚDEZ QUIERE IRSE

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Hay matrimonios que no funcionan, aunque cada cual ponga todo de su parte. Con el cariño solo no vale. Uno se promete amor eterno y a los seis meses ya no aguanta más las broncas, los desplantes, las discusiones, y se quiere ir de casa.

Bermúdez ha pedido el divorcio. Al Cádiz. Con separación de bienes, cada uno con lo suyo y que te vaya bonito. Lógico y plausible. Porque aunque la vida te da sorpresas inesperadas, en este asunto parece que se llegó a un punto de no retorno.

Al cadista, o a muchos de ellos para no generalizar, ya les duele la vista cuando ven al gallego con la camiseta de su equipo. Más o menos justo, es la realidad, el propio futbolista lo percibe y eso le afecta. Que nadie vea aquí una ingenua defensa; ha estado horrible, tanto como muchos de sus compañeros. Y además ese inhóspito 'run run' es incómodo para el grueso de los mortales. La puntilla se produjo en esa desgraciada jugada con Aulestia, en la que con la inestimable colaboración de su portero se marcó un gol ridículo que hundió aún más la moral amarilla.

Bermúdez se quiere ir, perfecto, posiblemente tenga alguna puerta abierta en otro lugar, y hay que aprovechar esta oportunidad. No puede ser que en este mercado, por muy escaso que sea, no se encuentre un lateral zurdo mejor que el ex del Alcorcón. Aquí cerquita estaban los gaditanos Zurdo y Juanje, ahora en las filas de dos históricos como Albacete y Alavés.

Además, el recambio debe ser un titular, no el suplente del jovencísimo Tomás, que está aprendiendo a marchas forzadas con una presión desmedida. Dice Agné que es tiempo de practicidad y eficacia. Vulgo, que no es momento de hacer el tonto. Hay tiempo para rectificar. Adiós, ¿gracias? por los servicios prestados, y si te he visto no me acuerdo.