La UE perfila un Tesoro común con presupuesto y euroletras

Los socios de la UE estudiarán en la cumbre de presidentes de la próxima semana la posibilidad de crear un Tesoro común con presupuesto propio y que pueda emitir deuda a corto plazo. Estas ideas aparecen en el documento elaborado por la cúpula de las instituciones comunitarias para dotar de un nuevo objetivo de futuro a la moneda única. El texto, que recoge un menú de opciones a desarrollar en un horizonte de diez años, plantea que los nuevos fondos se destinen a hacer frente al aumento de los gastos sociales cuando estalla una crisis. A cambio, los gobiernos deberían firmar contratos con Bruselas en los que se comprometan a impulsar reformas estructurales para alentar el crecimiento y el empleo.

El documento, que se negocia desde hace meses, ha sido redactado por los presidentes de la UE, la Comisión, el Eurogrupo y el BCE. El planteamiento más ambicioso sería la puesta en marcha del Tesoro conjunto, una idea concebida para demostrar a los inversores que la zona euro no solo se mantendrá unida, sino que avanza hacia una integración sin precedentes. Este departamento de Hacienda contaría con su presupuesto que, según algunas especulaciones, podría llegar a los 20.000 millones.

Este dinero se emplearía para ayudar a los socios a absorber el golpe de una crisis en materia social. Los fondos podrían emplearse para pagar el aumento de los subsidios por desempleo y la formación laboral. El Tesoro de la moneda única también podría emitir su deuda, aunque sería a corto plazo y bajos unas condiciones por definir. De esta manera, se esquivan las reticencias de Alemania ante los eurobonos -títulos con un amplio vencimiento- y se apuesta por unas euroletras menos comprometedoras.

Para asegurar aún más el respaldo de Berlín, que al igual que París habría dado su visto bueno al documento, la Hacienda centralizada no será una realidad hasta que se avance en otras cuestiones. El texto llama a aprobar ya la última normativa que refuerza el control sobre los presupuestos nacionales, que deberán ser aprobados por los socios antes de su entrada en vigor. Según algunas fuentes, estos cambios elevarían la integración de Europa al nivel de EE UU.