ESPAÑA

Cospedal se desmarca de la tibieza del Gobierno y arremete contra Mas

La número dos del PP critica al presidente de la Generalitat por pedir la independencia con una mano y, con la otra, la solidaridad de España

MADRID. Actualizado: Guardar
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María Dolores de Cospedal, abonada a desempeñar el papel de 'poli malo' dentro del PP, rompió ayer la calculada tibieza del Gobierno a la hora de valorar la deriva independentista de Artur Mas y arremetió con dureza contra el presidente de Cataluña. «No hay nadie que entienda que esté pidiendo con una mano la independencia y con la otra, la solidaridad de toda España», espetó la secretaria general de los populares.

Abundó, al hilo de esta idea, que se equivocan los que quieren saltar del barco, pero piden antes un flotador, en alusión al rescate de casi 6.000 millones que Cataluña ha anunciado que solicitará al Fondo de Liquidez Autonómica que creó el Ejecutivo para ayudar a los gobiernos regionales con problemas económicos.

Cospedal lleva semanas poniendo a las políticamente correctas partituras del Gobierno la letra y la música que les gustaría oír a los electores populares, sobre todo a los más puristas. Aseguró, durante la clausura de la escuela de verano que el PP ha desarrollado en Gandía, sentir «estupor» ante las reivindicaciones de independencia o de transición nacional que, a su juicio, alientan «con tremenda irresponsabilidad» Mas y otros dirigentes que, en su opinión, sólo buscan réditos ante un posible adelanto electoral.

Mientras que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se enrocó en sus llamamientos a la prudencia y a la moderación, la número dos del PP endureció el tono. «¿Habrá pensado el señor Mas cómo van a funcionar las empresas catalanas y cómo se va a financiar Cataluña si está fuera de España», recalcó.

Desde Génova se hace hincapié en recordar que los papeles están muy bien delimitados entre los miembros del Gobierno y los dirigentes del partido. De hecho, ni un sólo ministro forma parte de la cúpula popular.

Pero Cospedal se expone mucho más que los ministros o que cualquier compañero de la dirección en este tipo de escaramuzas, porque además de ejercer de secretaria general del PP, es la presidenta de Castilla-La Mancha. Y este rifirrafe con Mas no deja de ser, desde un punto de vista institucional, un enfrentamiento entre dos presidentes autonómicos.

Tal vez por ello, Cospedal enfatizó: «Cataluña es una parte de España y los españoles queremos a Cataluña como una parte de nuestro país».

Esta dualidad a la que tiene que hacer frente la lugarteniente de Mariano Rajoy en el partido le lleva a realizar afirmaciones que serían más propias de un miembro del Ejecutivo: «Los catalanes pueden estar bien tranquilos porque el Gobierno de España tiene bien claro que Cataluña no puede caer nunca».

Hasta de fútbol

Para apuntalar su argumento, recurrió incluso a ejemplos deportivos. Ironizó sobre el comentario del presidente del Barcelona, Sandro Rosell, que confía en que su equipo seguirá jugando en la Liga Española de Fútbol, aunque Cataluña logre convertirse en Estado.

Para establecer el océano dialéctico que separa a Cospedal y a los ministros de Rajoy en relación con los postulados segregacionistas de CiU ni siquiera hace falta recurrir a las declaraciones de esta semana. En el propio cónclave popular de Gandía, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se limitó a calcar el argumentario de la Moncloa al incidir en que «no es el momento para la confrontación» sino el de unir esfuerzos para sacar a España de la crisis».

Desde Melilla, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, también eludió el cara a cara con el presidente de la Generalitatr y defendió las posiciones genéricas gubernamentales. Así, Margallo advirtió de que «dividir, separar, restar» España levaría «a la inacción, a la irrelevancia, a la desaparición de las regiones que opten por la secesión y, desde luego, debilitaría a todo nuestro país».