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EL ECO DE DELPHI

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Fue un mal acuerdo. Una pésima negociación de la que todavía pagamos sus consecuencias. Los extrabajadores de Delphi han vuelto a tomar las calles de Cádiz para exigir el pago de la nómina de julio que les adeuda la Junta por los cursos de formación que reciben. No les falta razón en su protesta. Están en su perfecto derecho de reclamar lo que les pertenece. Así quedó recogido en el documento que firmó la Junta con los trabajadores en julio de 2007, cinco meses después del cierre de la multinacional. Ese acuerdo, al que ahora se agarran como un náufrago a un flotador en mitad del temporal, lo avaló un presidente de la Junta que ya no es presidente ni secretario regional del PSOE, Manuel Chaves, y un consejero de Empleo, que lleva desde abril en prisión por el asunto de los ERE falsos, Antonio Fernández. El conflicto de Delphi nació enconado y ha ido a peor con el paso del tiempo. El acuerdo que suscribieron las partes hace ahora cinco años significa una contrato hipotecario de por vida con los afectados en el que se garantiza su formación remunerada hasta la recolocación. Más de 600 extrabajdores de la factoría aguardan todavía su reingreso en el mercado laboral, pero la edad de este contingente, la mayoría supera los 48 años, lo hace cada vez más complicado. El documento firmado es su aval y lo van a defender con uñas y dientes. La Junta autorizó este tratamiento especial o singular, como se denomina la acción en favor de los exdelphi, en época de bonanza y, sobre todo, en víspera de unas eleciones donde el PSOE se jugaba su futuro. El cierre de la factoría coincidió más tarde con un rosario de promesas políticas que tenían como principal objetivo salvar el examen de las municipales del 27 de mayo de 2007, donde los socialistas lograron aventajar al PP. Fruto de este triunfo electoral vino el acuerdo de julio, que ahora es un auténtico quebradero de cabeza. Pero la historia del cierre de Delphi siempre ha ido ligada a un proceso electoral. En marzo de 2008 se celebraban las generales y las autonómicas de manera conjunta y de nuevo el PSOE salía victorioso. Chaves jugó sus cartas y aprobó lo que se conoce como el Plan Bahía Competitiva, orientado a captar inversiones para la Bahía de Cádiz que paliaran el terremoto laboral de Delphi. De esta forma se anunciaron una docena de empresas interesadas en venir a la provincia y un maná de contratos para los extrabajadores de la multimacional. Cinco años después de la espantá de Delphi de Puerto Real quedan 600 trabajadores por recolocar, una empresa aeronáutica como Alestis en concurso de acreedores, Gadir Solar cerrada y unos 400 millones de euros enterrados. La Junta tiene en septiembre una dura prueba con el colectivo de Delphi. Quiere romper el acuerdo de 2007 y seguir a partir de ahora con la formación pero, esta vez, sin remunerar. El problema de esta medida es que las recisiones de contrato tienen un alto coste y todavía no sabemos cuál será el que verdaderamente asumirá la Junta. El eco de Delphi aún se oye con fuerza cinco años después.