Editorial

'Entente cordiale'

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La crítica situación de España y de Europa en los actuales momentos hacía necesario, por el interés general del país, que el traspaso de poderes no representara una ruptura. Se da el caso de que aún habrá de ser Rodríguez Zapatero, presidente en funciones, quien acuda al Consejo Europeo del próximo día 9, en el que nuestro representante deberá sin embargo presentar las garantías de estabilidad que ya aporte el nuevo gobierno. Por ello cobra importancia el encuentro que mantuvieron ayer Zapatero y Rajoy en Moncloa, que demuestra que ambos líderes son conscientes de la gravedad de la coyuntura y de su obligación de cooperar estrechamente. Los dos líderes, que acordaron reunirse de nuevo antes de la cumbre comunitaria de Marsella, pasaron revista al panorama económico y a las expectativas actuales, y comenzaron a plantear una posición definida ante las propuestas que previsiblemente realizarán las distintas instituciones europeas. Pero, además, comenzaron a tratar las cuestiones reservadas que forman parte del habitual traspaso de poderes, y que hacen referencia a la seguridad, a las misiones militares en el exterior, a las relaciones diplomáticas y a otras cuestiones consideradas de Estado. La idea de normalidad es la predominante en este caso.