A la salida de su templo, la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora de la Oliva le tocó una marcha compuesta para la ocasión. :: VÍCTOR LÓPEZ
CÁDIZ

Sonidos de gloria para el Carmen

La Virgen celebró el aniversario de su traslado por la calles de la ciudad

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Día de emoción, tarde de congregación y cortejo de hermandad. La Señora del Carmen lució ayer su gloria en una procesión por las calles de la ciudad. Brilló galante y serena para celebrar el 250 aniversario de su traslado de la iglesia de Santo Domingo a la sede levantada en su honor, pese a los cambios de última hora en su itinerario por las obras de la Alameda y por otros obstáculos relacionados con el tamaño del paso. Pero no lució sola su efeméride. En el camino de pasión la acompañaron los santos fundadores de las carmelitas descalzos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. El primer paso en ver la luz fue el religioso y poeta místico que tocaba el cielo bajo los hombros de los cargadores de Nuestra Señora del Carmen a su salida de la casa de la Virgen. En sus manos, una cruz de taracea y a sus pies, claveles rojos de amor. Mientras, mecía su bendición con los cantos y motetes de la Escolanía Santa Teresa de Jesús, de la Hermandad del Santo Entierro de San Fernando. Así esperaba a su compañera, Santa Teresa de Jesús que lo acompañaba en el aire y permitía presagiar con su presencia la llegada de la Señora. La doctora de la iglesia portó sus atributos literarios sobre la manta de pureza que le otorgaban los claveles blancos del paso. Y de repente, se acabo la espera, se encendió la estrella, llegó la reina. A las 20.15 horas, la imagen de la Virgen del Carmen salió gloriosa de su templo escoltada por reservistas de la Armada. Esperó quieta el aplauso de todos los que la aguardaban. Reanudo el paso al son de la marcha 'Madre del Carmen Coronada', música compuesta por José Manuel García Pulido para la ocasión.

Una imagen dorada

La Señora coronó la tarde bajo un templete dorado de madera tallada del siglo XIX, sobre el canasto dorado perteneciente al antiguo paso del Cristo de Vera Cruz e iluminada por candeleros plateados del paso del Carmen. En el frontal, presumía una pequeña imagen de Santa Ana.

Uno de los momentos más emotivos fue a su paso por la plaza Fragela, donde las cofradías de la parroquia castrense del Santo Ángel tenían instalado un altar para recibir a la Virgen. Asimismo, en el camino por el convento de las Hermanas de Santa Cruz, las monjas le regalaron alabanzas.

Sonidos de gloria que también otorgó un coro rociero en la calle Veedor. Y como colofón del cortejo, la cantaora Amanda Real le dedicó una salve inspirada en la música de la 'Esperanza y Macarena' de Sevilla con letra de Luis Manuel Real, quien también diseño los escapularios.