PAN Y CIRCO

YA ESTÁN (OTRA VEZ) AQUÍ

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A poco que el Cádiz se ha asomado por las inmediaciones de la fase de ascenso, la familia Muñoz Vera ha salido de su estado de premeditada hibernación para decir esta boca es mía e intentar, de paso, apuntarse otro éxito en un casillero que sigue lleno de telarañas. Es como si, intuyendo que los amarillos pueden obrar otro milagro y ascender por el camino más enrevesado a Segunda A, padre e hijo tengan claro que hay que publicitarse de nuevo no vaya a ser que haya algún festejo y les coja con el pie cambiado. La temporada -obviando lo deportivo- ha sido un verdadero sainete que le ha tocado capear a Enrique Huguet como buenamente ha podido, lo que no le ha impedido quedar como lo que ha sido durante todos estos meses, una marioneta de los Muñoz Vera. Ellos -con más tiros que las palmeras de la guerra de Vietnam- tampoco se asomaron por los festejos de un centenario al que hace muchos años se apuntaron y apoyaron, pensando que, llegada la efeméride, les pillaría como mal menor en Segunda A, pero la realidad deportiva y económica les invitó a borrarse del mapa para evitar un enésimo y espantoso ridículo. Todo esto nos indica que Muñoz Vera y Tapia más que estar otra vez aquí nunca se han ido realmente. Su vuelta a las andadas viene precedida de entrevistas en las que se montan una película muy bien currada para quedar como los angelitos diciendo que hay cola para comprar el Cádiz CF, pese al tonelaje de euros que hay que soltar para pagar una deuda que hubiera supuesto la desaparición de cualquier otra empresa normal, pero como esto es fútbol no pasa nada. A eso añadan ustedes la manteca que el jeque de turno, el magnate del petróleo, el nuevo grupo accionista o un pirado tendrá que soltar como peaje por ese falso cadismo a prueba de bombas que los Muñoz Vera han venido ejerciendo durante estos años.