PAN Y CIRCO

EL MEJOR TÍTULO

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Siempre he defendido que los futbolistas deben hablar en el campo, que ese es su hábitat natural en el que mejor se desenvuelven. Al menos los buenos, aquellos que marcan diferencias porque hay algunos que, aunque tengan actitud, ya pueden castigarlos las veces que haga falta porque tienen el nivel que tienen. Y no es culpa es suya, más bien de los que los fichan o de los que no pueden fichar a otros mejores porque las circunstancias lo impiden.

Pero dejemos ese tema y hablemos de los buenos y, entre ellos, está Lionel Messi. El año pasado fue considerado el mejor jugador del mundo y en 2011 se ha repetido la historia. Eran muchos los que pensábamos que Andrés Iniesta podía hacerse con el galardón pero, al final, fue el argentino el que se llevó el gato al agua o, más bien, el que logró que sus cualidades fueran mejor valoradas por los miembros del jurado. A mí particularmente me hubiese costado mucho decidirme. Creo que tienen muchas cosas en común y otras que les diferencian. Para empezar no estoy de acuerdo con aquellos que argumentaban que querían que ganara el manchego porque era un premio a una buena persona. Messi también lo es, los dos me parecen unos tíos excelentes. Además otra virtud que comparten es su carácter introvertido, no les gusta hablar. Esa cualidad, que en el caso del argentino es más notoria, les ha servido para ganarse el cariño de la gente.

Otra cosa que comparten es que forman parte del mejor equipo del mundo o, al menos, del que mejor fútbol practica en la actualidad.

Sólo veo una enorme diferencia. El de Fuentealbilla no levantó un balón dorado el lunes, pero si una copa dorada, las más preciada de todas, el pasado 11 de julio. Eso es lo que hubiese querido el sudamericano como bien reconoció con su habitual prudencia. Pero ese honor con quien lo comparte Iniesta es con Xavi.