ESPAÑA

Puigcercós: «Cataluña sufre el pacto de estado Madrid-Bilbao-Sevilla»

Mas promete no gobernar más de 12 años y Laporta dice que su primera iniciativa será la declaración de independencia

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Presionado por unas encuestas que pronostican un batacazo histórico para Esquerra Republicana, perdería hasta 11 de sus 21 diputados, su candidato, Joan Puigcercós, ha optado por tensionar la campaña. Con la irrupción de fuerzas soberanistas que tienen serias opciones de entrar en el Parlament a su costa, como Reagrupament de Joan Carretero o Solidaritat Catalana de Joan Laporta, Esquerra ha perdido el monopolio del independentismo, lo que le ha llevado a radicalizar su discurso soberanista para no verse adelantada por el flanco identitario. Si el domingo se descolgó con un reproche a los andaluces, a los que acusó de no pagar impuestos, ayer la denuncia del líder republicano e independentista incluyó también a Madrid y el País Vasco. «Cataluña está sufriendo un pacto de estado Madrid-Sevilla-Bilbao que le perjudica», afirmó el republicano.

Una alianza de «hierro», según Puigcercós, en la que «se permite al País Vasco y Navarra que tengan un concierto económico y un régimen de financiación foral, casi confederal». Un acuerdo, dijo el candidato, en el que además «el sur de España se beneficia de los fondos europeos de cohesión y dispone de una economía subvencionada». Y un pacto, remató el líder independentista, en el que Madrid siempre sale beneficiada y crece a costa de otras comunidades autónomas», como «Cataluña, que pierde en este reparto».

Puigcercós denunció en este sentido que «cada vez que levantamos la cabeza para reclamar un nuevo modelo más justo, automáticamente se organiza un sacramental, como se vio con el 'Estatut'». Se mostró convencido de que la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley de autogobierno de Cataluña supone un final de etapa y la rúbrica de este pacto transversal entre el norte, el centro y el sur.

Puigcercós respondió también al vicepresidente tercero, Manuel Chaves, que calificó como propias «de la extrema derecha» y con «tintes casi xenófobos» las declaraciones en las que denunció que «Madrid es una fiesta fiscal» y «en Andalucía no paga impuestos ni Dios». «Él sabe muy bien que Cataluña está discriminada. No hace falta insultar para negar lo que es obvio», concluyó.

Salida de tono

Esquerra Republicana, que gobierna la Generalitat junto a los socialistas e Iniciativa per Catalunya desde hace siete años, aspira a pescar del espíritu que surgió de la manifestación de un millón de catalanes contra el fallo del Constitucional del pasado 10 de julio y de ese 25% de la sociedad catalana que se declara independentista. Un caladero electoral en el que rivaliza con el ex presidente del Barça, que es quien más ha apretado el acelerador en las reivindicaciones soberanistas. El dirigente de las dos Copas de Europa afirmó ayer que el primer proyecto de ley que presentará si obtiene representación será el de la declaración unilateral de independencia.

CU también juega en la liga nacionalista, aunque desde la moderación que ha imprimido Artur Mas a su campaña. El candidato convergente, no obstante, entró por primera vez en el mano a mano y replicó a Puigcercós, de quien dijo que había vuelto a tener una «salida de tono y una provocación más». «Sólo le pido que después de las elecciones nos ayude a plantear el pacto fiscal, y no hagan como hicieron en el tripartito, que es plegar velas el día después de estar dentro del Govern», remató el candidato de CiU. Como novedad de la cita electoral, Mas se comprometió a imponerse un máximo de tres mandatos como presidente catalán, una limitació que no existe en la legislación catalana. Con este anuncio quiso, además, diferenciarse del líder histórico de CiU, Jordi Pujol, quien gobernó durante seis legislaturas.

Mientras, José Montilla, ajeno a las disputas entre nacionalistas, hizo su primera promesa de la campaña en uno de los agravios históricos que más indignan a los catalanes, las autopistas de pago. Montilla propuso aplicar descuentos en los peajes, que podrían llegar a ser gratuitos según la hora, la ocupación del vehículo o el nivel de emisiones del vehículo.