EL ENSAYO, ENTRE BAMBALINAS

Preparativos para exaltar el amor trágico

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La desgraciada Violetta Valéry volverá a morir mañana de tuberculosis en los brazos de su amado Alfredo sobre las tablas del coliseo jerezano. Y sólo los afortunados que hayan comprado ya su entrada -que están agotadas- podrán disfrutar mañana jueves y el próximo sábado del magnífico espectáculo que produce el propio Teatro Villamarta y cuyo reparto encabeza el jerezano Ismael Jordi.

Habrá una magnífica ambientación, un diseño de vestuario fastuoso, un coro que hace vibrar al público en arias como la muy conocida 'Libiamo ne'lieti calici' que suena en el primer acto, un elenco de altura y una partitura embriagadora que recupera la esencia de la escrita por Giuseppe Verdi para esta adaptación de la novela de Dumas, 'La dama de las camelias'.

Todos esos detalles, toda esa majestuosidad y voluptuosidad, es lo que se pudo vislumbrar ayer en el ensayo general de esta ópera que tuvo lugar en el coliseo jerezano y que permitió comprobar que lo que se espera para las dos funciones de 'La Traviata' en el Villamarta es toda una explosión de matices, de esencias para llegar al fondo del alma del espectador a través de la exaltación del trágico amor entre la bonita cortesana parisiense que se enamora de Alfredo pese a sus reticencias iniciales, y que tras decidir dejar atrás su vida disoluta tiene que regresar de nuevo a ella cuando el padre de su enamorado le hace ver la inconveniencia de esa relación.

Enferma y entristecida Violetta deja a Alfredo y regresa a las pomposas fiestas y la abundancia, donde él la descubre y la humilla en público, lo que precipita que toda la verdad salga a la luz y donde se revela el gran sacrificio de la mujer.

Al final, llegan el arrepentimiento y el perdón, y se produce el esperado reencuentro de los dos amantes justo cuando ella ya no tiene más tiempo y fuerzas, y sólo queda esperar el fatal desenlace.

Y si lo que se pudo adivinar durante el ensayo -en el que hasta el director de escena y el musical, Francisco López y Carlos Aragón, se dejaron las manos aplaudiendo y donde resonaron los «bravos»- es sólo una muestra de lo que vendrá mañana, prepárense para sentir la más honda emoción desde sus butacas.

Los tres actos de la ópera (el segundo de los cuales se divide en dos escenas que describen la vida de la pareja en una casita alejada de París y el regreso a las fiestas y la vida alegre) son la oportunidad perfecta para que Ismael Jordi, que juega en casa, se luzca de la mano de una María Ercolano simplemente espectacular en el papel de la cortesana extraviada y con la que hay una química palpable. Ella encarna por primera vez a una íntima Violetta, frágil y fuerte a un tiempo. Su 'Amami Alfredo!' es indescriptible, sólo se puede escuchar para entenderlo.