Restos del tren de aterrizaje entre los árboles, en una imagen de la televisión rusa. :: EFE
MUNDO

Una tragedia aérea descabeza Polonia

El presidente Lech Kaczynski y otras 95 personas, entre ellas la cúpula militar al completo, mueren al caer su avión en Rusia

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El destino ha querido que Polonia quede descabezada por segunda vez en setenta años y en el mismo sitio: Katyn. Allí se dirigía desde Varsovia el presidente polaco, Lech Kaczynski, acompañado de su esposa, Maria Kaczynska, y de un séquito compuesto de colaboradores, miembros del Gobierno, militares y prelados de la Iglesia católica, cuando el avión en el que viajaban, un Tupolev-154 de fabricación rusa, se estrelló al intentar aterrizar al cuarto intento.

En la primavera de 1940, a pocos kilómetros del lugar del accidente, fueron fusilados por orden de Stalin 22.000 oficiales polacos, entre quienes había médicos, profesores, ingenieros y sacerdotes, lo mejor de la élite intelectual del país centroeuropeo de entonces. Ayer también pereció la cúpula castrense polaca, el responsable del Estado Mayor y los comandantes en jefes de los ejércitos de tierra, mar, aire y Fuerzas Operativas.

El ex presidente polaco y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, al conocer lo ocurrido, comparó la tragedia con la pérdida de Katyn. Kaczynski acudía ayer a honrar el recuerdo de aquellas víctimas, pero se quedó a medio camino.

La catástrofe se produjo en pleno bosque a tan sólo un kilómetro de la pista de aterrizaje del aeropuerto Séverni de la ciudad rusa de Smolensk. Nadie sobrevivió. Según han podido constatar los equipos de rescate rusos, perecieron los 88 miembros de la delegación oficial polaca y los ocho de la tripulación.

La ceremonia que Kaczynski no logró ayer presidir descartaba la presencia de alguna alta personalidad llegada de Moscú. El pasado miércoles, el primer ministro polaco, Donald Tusk, ya estuvo en Katyn y a él si le acompañó su homólogo ruso, Vladímir Putin. Era la primera vez que el ex jefe del Kremlin demostraba tal gesto con el país vecino, pero prefirió a Tusk para hacer la escenificación, porque con Kaczynski mantuvo siempre muy malas relaciones.

Cuarto intento

La tragedia sucedió al filo de las once de la mañana (las nueve en España), después de que, por culpa de la niebla, el avión efectuara una cuarta tentativa de tomar tierra. Según los controladores aéreos, el Tu-154 volaba excesivamente bajo. El gobernador de Smolensk, Serguéi Antúfiev, dijo que el aparato enganchó una de sus alas con la copa de un árbol, después cayó al suelo y se deshizo en numerosos fragmentos. Las cajas negras fueron encontradas enseguida.

La dirección del aeropuerto, un aeródromo militar hasta hace poco, citada por las agencias rusas, aseguró que los servicios meteorológicos habían advertido a los pilotos del avión presidencial polaco de la existencia de una densa niebla en la zona y propusieron que el vuelo fuera desviado a Moscú o a Minsk, la capital de Bielorrusia. Al parecer, la respuesta fue negativa. Cambiar de aeródromo hubiera acarreado problemas para trasladar a la delegación hasta Katyn.

Evgueni Pankévich, un piloto ruso, aseguró ante los micrófonos de la emisora Eco de Moscú que «parece evidente que mis colegas polacos estaban bajo una fuerte presión, de lo contrario no se hubieran aventurado a aterrizar con tanta niebla». Por su parte, el subjefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el general Alexánder Alioshin, señaló que las «condiciones meteorológicas no eran en absoluto las adecuadas para un aterrizaje». Exactamente lo mismo afirmó el portavoz de la oficina del gobernador de Smolensk, Andréi Evseénkov.

El fallo técnico es la otra posibilidad que se baraja, aunque la fábrica constructora de la aeronave, Aviakor, en la región rusa de Samara, descarta tal hipótesis. El director del consorcio, Alexéi Gúsev, manifestó al canal de televisión ruso Rossia-24h que el avión fue sometido a una reparación general el pasado mes de diciembre.

Los Tupolev-154, sin embargo, tienen tras de sí una funesta reputación. En sus más de cuarenta años de servicio han sufrido quince accidentes graves con más de un millar de víctimas mortales. La peor tuvo lugar en Uchkuduk (Uzbekistán), en 1985, con doscientos muertos. El último accidente se produjo en Irán, en julio del año pasado, y perecieron 153 personas.

Los aviones Tupolev, especialmente el modelo 154, tienen capacidad para transportar 180 pasajeros y una autonomía de 4.000 kilómetros. Fueron los más utilizados en la época soviética para el transporte de pasajeros. Modernizados, se continúan utilizando hoy día aunque las flotas de las principales compañías aéreas rusas tienden a adquirir aparatos de fabricación europea o estadounidense.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, expresó sus condolencias a las autoridades polacas y ha decretado para el lunes un día de luto nacional. Putin, por su parte, telefoneó a Tusk, con quien después se reunió en el lugar de la tragedia.