Por primera vez en años el consumo de tabaco ha disminuido. :: L. V.
CÁDIZ

La Ley llena de nuevo los ceniceros

La AECC provincial completa sus terapias de grupo para la deshabituación del tabaco gracias a la nueva norma Los programas para dejar de fumar experimentarán un 'boom' con la próxima prohibición

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Lo conociste con 15 años. Al principio os veíais un fin de semana sí y otro no. Con el tiempo y casi sin daros cuenta la frecuencia de las citas se amplió. Hasta que te pidió que os fueseis a vivir juntos. Al despertar, estaba contigo. Tras el almuerzo, rozaba de nuevo tus labios. Las noches fueron vuestras. Pasaron años y nadie te dijo que ese compañero no te beneficiaba. Todos los sabían, tú también, pero te resultaba imposible decir adiós tabaco, adiós.

Un día, un señor te lo confirmó: o él o tú. Fue el inicio de la ruptura. Lo primero que hiciste fue echarle de casa, pero ibas a buscarle donde siempre. Los parches no te sirvieron de defensa. Y buscaste ayuda en los libros. Tampoco. Se aferraba a ti con un poder incontrolable. Hasta el Gobierno te facilitó que dejaras de verlo en el trabajo primero, en los centros de ocio después. Ya no puedes más y se lo cuentas a otros, que te comprenden y respaldan en la decisión. Todos estáis pasando por lo mismo.

Un drama sí, eso es lo que pasan los que después de años atenazados por el influjo de la nicotina, deciden desterrarla para siempre. Muy pocos lo consiguen a la primera intentona. Por eso cada vez son más habituales los cursos grupales.

Además de los que contempla el Plan Integral de Tabaquismo de la Consejería de Salud, la Asociación Española Contra el Cáncer, AEEC, ofrece de forma gratuita a los fumadores la posibilidad de participar en su programa de deshabituación. En la sede provincial de la organización, sita en la calle Brunete, llevan doce años realizando estas sesiones. Gracias a ellas más de 400 personas han apagado definitivamente el cigarrillo.

El mecanismo es bien sencillo. La terapeuta que guía a los decididos a abandonar el hábito fue de las primeras valientes. Y lleva más de 30 años sin fumar. Un nuevo grupo espera su primera cita. Después vendrán otras seis. En las tres primeras los pacientes empiezan a dejar de fumar gradualmente. Un médico les enseña las consecuencias nocivas del tabaco y entre todos con la ayuda de la terapeuta descubren qué hábitos asocian al hecho de tener un pitillo en la boca. «El mono, la dependencia física, dura una semana. Fumar es más un aprendizaje conductual, asociamos ese hábito a una recompensa, por eso es tan difícil separarlo para siempre», cuenta María Arango, terapeuta y ex fumadora.

En la cuarta semana se fija la fecha definitiva en la que el paciente no va a volver a encender un cigarrillo. El resto del tiempo el trabajo conjunto consiste en mantenerse fieles a la decisión. ¿Si hay recaída? «Te tienes que parar para saber porqué lo has hecho y replantearte si de verdad quieres dejarlo o no», cuenta la terapeuta.

Por primera vez en muchos años, el consumo del tabaco ha experimentado un descenso. Aunque los jóvenes se inician casi siendo niños, sobre todo las chicas. Ya no es un gesto bien visto por la sociedad y cada vez hay más información sobre sus perjuicios sobre la salud. Pero se sigue fumando. Ahora bien, el que consigue romper para siempre con el tabaco, gana un subida de autoestima equiparable a los grandes retos que uno puede plantearse a lo largo de su vida. La ayuda extra viene del lado gubernamental con la prohibición de fumar en todos los lugares públicos . «Ahora se va a producir otro boom de los cursos porque los fumadores se están quedando sin opciones», destaca Arango.