Los emires de Catar, junto a Joseph Blatter. / Archivo

La FIFA se replantea el Mundial de Catar por los sobornos

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El Mundial de Catar de 2022 tiene visos de convertirse en el campeonato más polémico de la historia. Si llega. Ya fue sorprendente su elección y discutida la posibilidad de que se pasara el torneo al invierno ante la evidente previsión de temperaturas extremas en verano (Joseph Blatter, presidente de la FIFA, ya admitió el «error» cometido), con los consiguientes trastornos para algunas de las grandes ligas internacionales. La puntilla puede llegar con las pruebas de que la selección de la candidatura catarí se apoyó en los sobornos a varios de los encargados de decidir la sede de 2022.

The Sunday Times desveló que un ex alto cargo del fútbol catarí empleó unos cinco millones de dólares (unos 3.670.000 euros) para obtener el respaldo y los votos para su propuesta. No es el primer medio que denuncia esto, ya que France Football avisó en enero de 2013 de una supuesta trama en la que Francia y Emiratos Árabes habrían actuado como cómplices y que salpicó, entre otros, el entonces presidente galo Nicolas Sarkozy, e incluso a Ángel María Villar como parte de un pacto en el que los asiáticos ampararían la candidatura de España y Portugal para 2018 a cambio de que el presidente de la RFEF hiciera lo mismo de cara al campeonato siguiente.

El dominical británico avisa de que cuenta con miles de documentos diversos y correos electrónicos que demostrarían los supuestos pagos ilegales que habría realizado el miembro ejecutivo de la FIFA para Catar y presidente de la Confederación de Fútbol Asiático, Mohamed Bin Hammam. Según estos arhivos, el dirigente deportivo se valía de cajas negras para pagar en metálico a personalidades con peso en el organismo elector para obtener un apoyo masivo y la selección definitiva del emirato, en detrimento de Estados Unidos (la principal favorita), Australia, Corea del Sur y Japón. Catar, pese a las grandes lagunas que presentaba su proyecto, se impuso en la cuarta vuelta gracias a obtener 14 de las 22 papeletas en la votación efectuada en el Messezentrum de Zurich el 2 de diciembre de 2010

Los sobornos que pagó Bin Hammam, según The Sunday Times, llegaron en algunos casos hasta los 200.000 dólares en cuentas controladas por los presidentes de 30 asociaciones de fútbol africanas y, además, organizó veladas benéficas en África en las que también entregó fondos para respaldar a Catar. El propio presidente de la Confederación de Fútbol Asiático habría ingresado 1,6 millones de dólares en cuentas pertenecientes al expresidente de la Concacaf y vicepresidente de la FIFA Jack Warner, que se vio obligado a dimitir en junio de 2011. De esa cantidad, unos 450.000 dólares le fueron entregados precisamente poco antes de la votación para designar el organizador del Mundial de 2022. The Daily Telegraph había revelado hace ya dos meses que Warner y algunos familiares habían recibido 1,43 millones de euros de una empresa propiedad de Bin Hammam, que se presentó a la presidencia de la FIFA contra Joseph Blatter para después retirar su candidatura y que fue suspendido de por vida en 2012 tras ser declarado culpable por corrupción por el comité de ética de la federación internacional.

Mientras que el comité organizador del Mundial de Catar se ha desmarcado de las acciones del supuesto sobornador, las reacciones que piden medidas drásticas no se han hecho esperar. Así, el conservador John Whittingdale, presidente de la comisión parlamentaria británica de deportes, ya ha solicitado una investigación «urgente y completamente transparente» y aboga por celebrar una nueva votación absolutamente limpia. En el mismo sentido se ha pronunciado el norilandés Jim Boyce, uno de los ocho vicepresidentes de la FIFA, que se ha mostrado partidario de repetir el proceso si el estadounidense Michael Garcia, presidente de la comisión de investigación del organismo futbolístico y encargado de investigar las condiciones en las que se adjudicó el Mundial de 2022, confirma las acusaciones de corrupción.