Eto'o (c) intenta dejar el campo tras escuchar cánticos racistas. / EFE

Otra muesca de racismo en España

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Pape Diop se acercó al rincón para sacar un córner. Varios aficionados visitantes le insultaron y simularon gritos de mono a escasos metros. La situación, similar a la de otros estadios cuando acuden jugadores negros, dio un vuelco cuando el senegalés se volvió frente a los fanáticos y les dedicó gestos y un baile asociado a la victoria. En la esquina del campo se enconaron los ánimos y se sucedieron las muecas simiescas, los insultos y amenazas contra el jugador. Incluso algunos futbolistas del Atlético de Madrid afearon su conducta al africano por provocar a sus seguidores.

Diop se marchó enfadado y contrariado por la situación en el Ciutat de València. Para el senegalés no fue la primera vez que le faltaron al respeto, pero sí la primera en que reaccionó de manera ostensible. «Es un tema que me afecta mucho y que me lo hacen en muchos campos. No sé si es racismo o es falta de respeto, pero tiene que acabar ya que a los jugadores negros les hagan ese sonido», explicó el africano.

Una semana después de que un aficionado arrojara un plátano a Daniel Alves y de que 800 personas apoyaran al ofensor en una manifestación, todavía hay quienes señalan que el racismo no está presente en el balompié. «Hay gente que utiliza el fútbol para hacer propaganda de un asunto grave, no creo que sea un problema de España, son hechos aislados de algunos que se aprovechan de este deporte. En el fútbol no hay racismo en absoluto», había dicho una semana antes el seleccionador español Vicente del Bosque. «Está controlado, pero todavía hay mucho que hacer», aseguró Salvador Rodríguez Moya, en la presentación de su libro 'Tarjeta Negra al racismo', que contiene 291 reseñas de episodios racistas sobre «una fiera dormida que en cualquier momento puede despertar».

Sin embargo, un repaso a los últimos incidentes confirma que lo ocurrido con Alves y Diop no son hechos aislados. «Algunas veces la gente no entiende por qué. No sé cuántas veces he escuchado sonidos de mono y gente insultándome en el córner. Algunos cierran los ojos», resume Thierry Henry, exjugador del Barcelona. En la presente temporada Allam Nyom, futbolista del Granada, vivió como una parte de los aficionados del Elche le dedicó insultos racistas durante un partido y el bético Paulao salió llorando del campo mientras numerosos seguidores béticos simulaban gritos de mono cuando fue expulsado en el derbi sevillano. Aquel duelo andaluz el nigeriano Nosa celebró el gol del empate con dos 'peinetas' hacia el público. Los episodios resultaron tan llamativos que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, abandonó su anterior tibieza contra el racismo para condenar el acto y declararse «asqueado». En cambio, el comité de competición de la Federación Española de Fútbol (RFEF) eximió «excepcionalmente» al Elche de cualquier responsabilidad que pudiera derivarse de los hechos ocurridos aunque el árbitro incluyó los cánticos en el acta. En el asunto de Paulao se sancionó a un solo individuo con 3.500 euros de multa y seis meses de prohibición de acceso a un recinto deportivo.

Eto'o, centro de críticas

En España la última vez que se puso énfasis en este tipo de sucesos fue en 2006, cuando Samuel Eto'o amenazó con abandonar el Zaragoza-Barcelona si no cesaban los gritos racistas en La Romareda. El club maño recibió la mayor multa por este motivo en el fútbol español (9.000 euros) y prometió tomar medidas para evitar la repetición del comportamiento inapropiado. Actualmente el reglamento de la RFEF establece: «La no adopción de medidas de seguridad o la falta de diligencia o de colaboración en la represión de comportamientos violentos, racistas, xenófobos o intolerantes será considerada como infracción de carácter muy grave». En estos casos, los castigos se sitúan desde la perdida del encuentro hasta el descenso de categoría con multas desde 6.000 a 90.000 euros.

En Inglaterra se han multiplicado las campañas en los últimos años y las cámaras de seguridad sirven para identificar y denunciar a los que empleen «un lenguaje ofensivo». En Europa la UEFA cerró parte del estadio del CSKA de Moscú para un partido de Liga de Campeones como castigo por los insultos racismos a Yaya Touré. En Estados Unidos cualquier manifestación de este tipo sería severamente castigada.

No obstante, la imagen del fútbol español se ha puesto en la mira de la crítica en el extranjero. Existían precedentes: 2004 el seleccionador de fútbol español, Luis Aragonés, animó a José Antonio Reyes al grito de «Dígale al negro que usted es mejor» en un entrenamiento. En 2006 Javier Clemente se refirió de manera indirecta a Eto'o como uno de los «los que bajan del árbol».

Como entonces, varias cadenas de televisión como la norteamericana CNN han dedicado espacios para explicar la situación. El exjugador del Barcelona, Gary Lineker, avisó en Twitter: «El fútbol español tiene que hacer frente a un problema grave de racismo. No pueden seguir enterrando sus cabezas en el suelo».

Marcelo, futbolista del Real Madrid, opinó después del derbi contra el Atlético: «Aunque no es la primera vez que esto sucede, os aseguro que los insultos racistas jamás afectarán mi tranquilidad personal y mucho menos la de mi familia». Sin embargo, Paulao tiene otra opinión: «Es bueno que esto tenga mucha publicidad porque se tomarán medidas». Finalmente, Henry apuesta por una decisión firme: «Aunque sólo fuera una persona en el estadio, ya sería inaceptable».