Delia Rodríguez. / Foto y vídeo: Virginia Carrasco
Delia Rodríguez, PERIODISTA Y ESCRITORA

«Obama es el mayor 'memécrata' que existe»

La periodista analiza en 'Memecracia' cómo los usuarios de la red propagan ideas virales

MADRID Actualizado: Guardar
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Quizás para entablar una conversación no sea lo mejor soltar un 'ola k ase?' y ofrecer una 'relaxing cup of cafe con leche' no vaya ser que a uno le respondan con un '¡contigo no, bicho!', se vuelva por donde ha venido con cara de 'la he liao parda' y acabe pasándose la noche viendo vídeos de gatos para matar el tiempo y levantar el ánimo. Internet ha supuesto para las ideas contagiosas lo mismo que un chispazo para la más inflamable de las gasolinas y muchos de ellas se han integrado en la vida cotidiana de miles de personas. Un fenómeno que ahora Delia Rodríguez (Logroño, 1978) ha decidido analizar en su libro 'Memecracia. Los virales que nos gobiernan' (Planeta). «Un meme es una idea contagiosa, que va de mente en mente y nos pasamos entre los humanos», aclara esta periodista que cuenta con una larga carrera en medios digitales. «Tras la llegada de internet hablamos más de ellos, porque es el campo de cultivo perfecto para ello», analiza sobre el auge de este fenómeno.

Fue 'Kony 2012', un vídeo sobre niños soldados, lo que le empujó a rescatar todas estas ideas del limbo digital. Aunque la primera vez se quedó impactada por este viral de 30 minutos, tras un visionado más analítico, percibió cómo los autores -como posteriormente reconocieron- habían utilizado una compilación de técnicas para «crear una reacción emocional» en ella y en todos «los que donaron cinco millones de dólares en apenas 48 horas». «Ahí me doy cuenta de que estamos ante un profundo debate ético», sostiene.

Junto a este, entre los fenómenos de la red se incluye una interminable lista como el 'Ecce Homo' de Cecilia Giménez o el 'Gangman Style de PSY'. Los que provoque «hilaridad o indignación» son pura pólvora y tienen más posibilidad de triunfar, algo que se ha visto incrementada gracias a plataformas como Whatsapp o Twitter. «Con el móvil en el bolsillo podemos comunicar en el momento álgido de cada emoción. Antes igual se nos ocurría o veíamos algo que para cuando llegábamos a casa se nos había olvidado», añade.

«La mayoría de memes son involuntarios, pero empieza a haber muchos sembrados. Solo hay que fijarse en Miley Cirus», opina Rodríguez, quien invita a ver cómo políticos y publicistas trabajan desde hace años para hacerse con el control de estas técnicas. «Obama es el mayor memécrata que existe», asegura con rotundidad. «Sabe cuando soltar la lágrima, cuando soltar determinada expresión, qué metáfora utilizar. No es algo casual, los mecanismos de la viralidad no salen de la nada y él ha aprovechado muchas investigaciones en ciencias sociales de los últimos años».

En España, sin embargo, la clase política «ha tropezado» con estos fenómenos. «Que sean involuntarios, no significa que no distraigan la atención de lo realmente importante», advierte sobre los efectos de los 'hillilos de plastilina' o el 'fin de la cita de Rajoy'. «Un meme puede poner punto y final a una carrera política», agrega. «Antes de internet y los 'smartphones', con Olvido Hormigos no habría pasado nada», opina sobre el vídeo erótico que acabo con las aspiraciones políticas de la concejal de los Yébenes. En el extremo opuesto se encuentra Beatriz Talegón, que se ha convertido «en una voz» dentro del PSOE gracias a que «alguien grabó un vídeo de su discurso y lo subió a internet».

«Con Ana Botella llovía sobre mojado», responde preguntada por el 'relaxing cup of café con leche' con el que la alcaldesa de Madrid intentó cautivar a los miembros del COI. «Aquí hay un tipo de meme que nos encanta: personaje público que habla inglés y nos metemos con él», analiza evocando el caso de Emilio Botín o Sergio Ramos. «En un país que no tuviese tanto complejos con el inglés no habría ocurrido», sugiere Delia Rodríguez.

Si hay algo que caracterice a esta 'Memecracia' es que es tan ecléctica como el pensamiento humano. Los más recientes el caso de joven Benjamín Serra -que se quejó amargamente en Facebook de que limpiaba retretes en Londres a pesar de su formación académica- o el internacional Julio Iglesias, cuya virilidad ha sido objeto de miles de montajes en las últimas semanas. «Estamos a expensas siempre de lo que pasa en extranjero, por eso cuando es nuestro nos hace tanta gracia. Se podría haber hecho con Mick Jagger pero no nos habría impactado tanto porque hay una generación que ha crecido con Julio Iglesias como ejemplo del macho ibérico», concluye entre risas.