Paris Hilton posa con su bolso wayúu. / R. C.
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Wayúu, el bolso del verano

Fabricados a mano por las mujeres de la región colombiana de la Guajira, causan furor entre las 'celebrities'

MADRID Actualizado: Guardar
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Cuna de cantantes y compositores, la región colombiana de la Guajira ahora también es conocida por los bolsos artesanales que confeccionan las mujeres de la comunidad indígena Wayúu. Fácilmente reconocibles por su forma de saco y su llamativo colorido, sus piezas -también crean mochilas y cinturones- se han convertido en el complemento más deseado de la temporada estival.

Las artesanas elaboran los bolsos con un técnica centenaria en la que se utilizan miles de hilos de algodón tintados a mano en múltiples tonalidades en un complejo proceso de elaboración con una duración estimada de unos 15 o 20 días por cada unidad, dependiendo de si se trata de piezas estampadas o lisas. Los motivos que plasman en los bolsos suelen ser geométricos, con los que simbolizan elementos de la naturaleza, negándose, por lo general, a admitir peticiones respecto a los estampados de las piezas que venden, que se pueden adquirir por unos 150 euros.

En España son varias las marcas que ofrecen estas piezas: Piel canela, Alana, Guanábana y Susuu, entra otras. Ésta última, creada a finales de mayo por Carlos Alonso -que ha trabajado como director General de Hermès y director domercial de Hugo Boss- en honor a la expresión que emplean los wayúu para sus ya famosos bolsos y mochilas, ha lanzado una interesante colección en la que incluye cinturones hechos con tejido de araña Wale 'keru (www.susuu.es).

Objeto de deseo

La cantante colombiana Shakira fue una de las primeras en colgarse en el hombro los bolsos creados por sus compatriotas. La 'top' Alessandra Ambrosio, Andrea Casiraghi, Tatiana Santo Domingo, Paris Hilton, Katy Perry, Uma Thurman o Ashlee Simpson son otras de las 'celebrities' que tienen en un lugar privilegiado de su vestidor su 'Wayúu'.

En España, Paula Echevarria, María León y Verónica Blume tampoco se han podido resistir a una tendencia que, desde el desierto colombiano, está refrescándo los armarios de medio mundo gracias a su aire étnico y bohemio, pero sin dejar de lado la exclusividad y calidad de un producto hecho a mano con mucho mimo y que ayuda a mantener una cultura única.